Tuvo que llegar una pandemia para que la Academia de cine en Estados Unidos se sacudiera lo suficiente y entonces aceptara en sus nominaciones a Mejor Película a largometrajes que se hayan visto por plataformas de streaming o a través de video bajo demanda. Por supuesto que la regla tiene sus excepciones, como que las cintas que aspiren a una nominación y no hayan llegado a las salas, debían de tener planeado un lanzamiento en cine. Eso no tiene relevancia, lo que importa es que, aunque sea de forma extraordinaria, la Academia tuvo que ceder.
Los responsables del Oscar dicen que cuando las autoridades determinen que los cines pueden volar a funcionar, las cintas deberán cubrir la regla de tener una proyección en cine por lo menos de siete días. Por supuesto que en este momento solo contamos con las proyecciones de las diversas autoridades de salud, pero todo es incierto. Por otra parte, los exhibidores en Estados Unidos dicen que aunque Universal esté contenta con el desempeño de la cinta Trolls: World Tour en plataformas bajo demanda, eso no marcará una “nueva normalidad” en la industria.
Lo que es un hecho es que el entretenimiento y en este caso el cine, tardará mucho tiempo en regresar a lo que estábamos acostumbrados, lo dicen los especialistas y los propios realizadores. La Academia, tarde o temprano tendrá que abrirse a las demás ventanas de exhibición si realmente quiere seguir reconociendo a lo mejor del cine y los exhibidores tendrán que entender que el streaming vino a cambiar las reglas del juego y que no podrán quedarse por siempre con la rebanada más grande del pastel. Una pandemia tuvo que llegar para que ambos grupos entendieran que estos cambios son inminentes.