Ayer, después de tres meses de permanecer cerrado por la pandemia de covid-19, abrió sus puertas Disneyland Shanghái, ofreciéndonos un panorama de lo que nos espera en esta nueva normalidad, en el regreso a los parques de diversiones en particular, pero también un avance a lo que veremos en eventos deportivos, conciertos, teatro y cines. Un regreso que tendrá como primera gran característica, una afluencia mucho menor en cada espacio; Disneyland abrió solo al 30% de su capacidad.
Gracias a la tecnología y a las medidas que China ha implementado para combatir la pandemia, los asistentes pudieron sentirse seguros por una serie de medidas de amplio control. Para poder ingresar al parque es necesario contar con un código verde QR de salud, que es enviado por el gobierno a los teléfonos móviles de cada ciudadano que desee ingresar a un lugar público y así poder rastrear su trayectoria. También es indispensable mostrar una identificación oficial y pasar por un cabina que mide la temperatura de los asistentes. Si la medida rebasa los 37.3 grados, la persona no puede ingresar al parque.
Ya adentro hay distancia en todas las atracciones, uso de cubrebocas obligatorio, mesas desocupadas para reforzar la distancia y los personajes de Disney no pueden tomarse fotos con los asistentes, estos tendrán que conformarse con un saludo de lejos y algún simpático ademán. Ese es el Disneyland de estos tiempos, ya que se espera que ese mismo modelo sea replicado en París, Hong Kong, Tokio y por supuesto California. Todo esto ayuda a reforzar la idea de que el regreso del entretenimiento en lugares públicos será diferente por muchos meses, con distancia, medidas sanitarias al extremo, sin grandes aglomeraciones. Hay que estar preparados para esta nueva realidad.