El gobierno mexicano tiene hoy en sus manos una oportunidad única: incidir para que a nivel mundial se eleve la protección del océano hasta los estándares más altos y no nos quedemos a medias. Necesitamos que en el Tratado Global de Plásticos se reduzca la producción de plásticos en al menos 75% para 2040 con respecto a los niveles de 2019; no podemos seguir esperando.
Del 13 al 19 de noviembre en Nairobi, Kenia, se llevará a cabo la tercera sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC3) para un Tratado Global de Plásticos. A diferencia de las sesiones anteriores, ésta será la primera vez que se discutirán propuestas de texto contenidas en el borrador cero del tratado publicado en septiembre pasado. En medio de una crisis ambiental sin precedentes, donde la contaminación por plásticos inunda no solo los ecosistemas sino también nuestros cuerpos [1], este proceso internacional representa una oportunidad única para establecer las bases que nos permitan poner fin a este grave problema.
El borrador cero contiene propuestas desde las cuales se puede partir, pero es esencial que los países aumenten su ambición para asegurar que se incluyan medidas que contribuyan realmente a combatir la contaminación por plásticos.
Desde Greenpeace consideramos prioritario que este Tratado tome en cuenta el ciclo de vida completo de los plásticos, desde la extracción de las materias primas para producirlos (combustibles fósiles) hasta su disposición final, ya que esto evidencia cómo los plásticos no son solo un problema de contaminación de los ecosistemas sino también un importante componente de la crisis climática. Por ello, demandamos que en el Tratado se reduzca la producción de plásticos en al menos 75% para 2040 con respecto a los niveles de 2019 [2]. Limitar la producción de plásticos permitirá solucionar este problema de raíz y coadyuvará también a cumplir nuestros objetivos climáticos, mantenernos debajo de los 1.5 grados centígrados y así prevenir los mayores impactos del calentamiento del planeta.
México estará presente en Nairobi con una delegación encabezada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, por ello es clave que nuestros representantes escuchen las propuestas y alertas de la sociedad civil organizada a favor del medio ambiente y de la gente. La presión de la industria del plástico, que teme ver sus intereses afectados, es enorme. Necesitamos evitar que lo que ha venido pasando desde hace años en el país suceda a nivel global, que empresas contaminantes bloqueen cualquier intento de modificación legislativa que ponga un freno al uso y consumo indiscriminado de productos diseñados para convertirse en residuos.
Este proceso es sumamente relevante en sí mismo pero es esencial que los gobiernos pongan manos a la obra, con total compromiso y voluntad política, para garantizar que en este Tratado se privilegie la protección ambiental y la salud de las personas por encima de intereses privados. Buscamos que los gobiernos se aseguren de que los avances en el proceso de negociación se correspondan con la necesidad urgente de poner fin a este problema. El Tratado Global de los Océanos, acordado en la ONU en marzo pasado, es un gran logro del multilateralismo en favor del planeta, pero tardó casi veinte años en llegar a buen puerto. Este precedente no debe repetirse, necesitamos un Tratado Global de Plásticos ya.
En Greenpeace México llevamos años trabajando para lograr soluciones que ayuden a resolver el problema desde su origen y con el apoyo de personas como tú, podemos lograrlo. Te invitamos a firmar nuestra petición por océanos libres de plástico.
[1] Se han encontrado microplásticos en placentas humanas, pulmones, en sangre humana, en la orina, etc.
[2] La producción de plásticos se duplicó entre 2000 y 2019, alcanzando 460 millones de toneladas por año, y se espera que esta producción se triplique para 2050, lo cual acelera la triple crisis planetaria: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.