Tras desaparecer unos días de la escena visible de la política mexicana, Marcelo Ebrard —que se fue de vacaciones a Europa a pensar— a su regreso dará a conocer su postura sobre su situación en algún momento de esta semana. Postergando el anuncio ha ganado tiempo para no tomar la decisión por venir ‘con el estómago’, como pareció —a muchos— la primera vez.
¿Cuánto vale Marcelo Ebrard? Ya lo sabremos. Tendrá que definir su estrategia el 12 de noviembre para aparecer en las boletas electorales de las elecciones presidenciales del próximo año, o no.
Las variantes o narrativas políticas que ya se están manejando: la primera, definirse respecto de su permanencia en Morena o indicar si siempre sí va a buscar la candidatura con Movimiento Ciudadano (MC), para encender un nuevo conflicto —ahora con Samuel García— ante la posibilidad de que quede de nuevo en un penoso segundo lugar.
Otro par de escenarios: irse con el Frente Amplio por México (PAN, PRI y PRD) para coordinar la campaña de Xóchilt Gálvez, que difícilmente aceptaría, o… se mueve que le andarían ofreciendo la candidatura presidencial para defenestrar a una cada día menos visible y menos atractiva Xóchitl Gálvez, en un enroque de última hora donde él fuera por ‘la grande’ y ella como candidata a Ciudad de México; jugada atrevida, pero factible. En dado caso las ‘operaciones cicatriz’ para la propia Xóchitl o con Santiago Taboada —que hasta ahora es el más firme para CdMx— tendría que ser más que quirúrgica, robótica.
En cualquiera de los primeros escenarios, queda claro que Marcelo ayudaría a la oposición a ganar escaños en las cámaras con un segundo o tercer lugar, lejos de una candidata Claudia Sheinbaum que arranca su candidatura en Morena y aliados con el gobierno de 23 de las 32 entidades del país.
La cuarta opción, quizá la más segura, pudiera ser la de quedarse en Morena como coordinador del Senado, siendo su propio jefe, con la posibilidad de poner gobernadores, de decidir qué iniciativas pasan y teniendo contacto con todas las fuerzas políticas de este país, evitando acaso pasar en el recuento de los hechos como ese ‘gran traidor’ al que el gobierno en turno no perdonaría jamás.
Palabras clave
Una alternativa más que a nadie se le habrá ocurrido, salvo a Ebrard: generarse, otra vez, un nuevo partido o fuerza política. Ya se sabe el caminito.