Los ojos del mundo financiero están puestos sobre los esfuerzos que se realizan para darle forma al Presupuesto de Egresos de la Federación 2025. Se espera que el país retorne a una política fiscal más prudente después de que el gobierno de AMLO hiciera grandes gastos durante el año electoral, financiados principalmente con deuda externa, que ha alcanzado ya un monto cercano a los 220 mil millones de dólares.
El pasado viernes Hacienda emitió un comunicado que ha generado suspicacias. Se anunció la actualización del programa de emisión de deuda ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), un procedimiento aparentemente rutinario que las autoridades financieras exigen a los emisores soberanos. Lo que llamó la atención fue el énfasis que se puso en aclarar que esta actualización —que podría permitir una emisión de deuda por hasta 15 mmdd— “no representa una nueva operación ni la intención de realizar una transacción en el mercado”. Además, se subrayó que este procedimiento “no tiene impacto alguno en los techos de endeudamiento externo”.
¿Explicación no pedida, acusación manifiesta? Es muy probable. Mientras los inversionistas y calificadoras financieras esperan que el gobierno de Claudia Sheinbaum reduzca en su primer año el porcentaje de deuda autorizado en 2 o 3 puntos respecto al año actual, todo indica que el déficit fiscal se mantendrá cercano al 5.4 por ciento aprobado para 2024, año marcado por la elección presidencial.
En un presupuesto de 9 billones de pesos, la diferencia entre satisfacer las expectativas del mercado o cumplir con las promesas de campaña de Sheinbaum asciende a unos 750 mil millones de pesos (aproximadamente 3 por ciento del PIB). Un recorte de esta magnitud parece descartado. Al no vislumbrarse reformas fiscales que aumenten los ingresos, la única opción disponible es recurrir nuevamente al endeudamiento.
Palabras clave
Ante la imposibilidad de tocar los recursos destinados a las obras prioritarias y los programas sociales, el enfoque de posibles recortes se centra nuevamente en la burocracia, donde se prevé que el gobierno recorte alrededor de 200 mmdp. Esto contrasta con la intención de la 4T de otorgarle más funciones al Estado, cuyas finanzas se encuentran cada vez más debilitadas. Se percibe nerviosismo en la Secretaría de Hacienda encabezada por Rogelio Ramírez de la O.