Con frecuencia me hacen esa pregunta.
¿Cuándo bajarán los muertos en la ciudad?
Puede ser este año, puede ser el próximo año. Puede ser que ya no bajen. En realidad nadie sabe cuándo terminará la guerra y bajarán entonces las ejecuciones en León.
Eso sucederá tal vez cuando gane uno de los dos grupos, es decir, cuando hayan terminado con todos los rivales. Cuando el Cártel de Jalisco haya asesinado a todos los de Michoacán, o al revés, cuando los de Michoacán hayan acribillado a todos los de Jalisco. No se ve otra salida.
O gana uno o gana el otro.
Una tercera opción es que hagan un pacto de no agresión entre ellos, pero eso no parece viable en este momento. Los dos grupos están con la guerra en las calles y no van a parar hasta que gane uno de los dos bandos. El último recurso es que el Gobierno quiera hacer un pacto entre los cárteles –como le hacía el PRI en los viejos tiempos–, pero eso no debería ocurrir, ni creo que lo hagan.
Mientras tanto, los números siguen creciendo.
En este año, ya van 17 ejecuciones en la ciudad. Una por día. Y ya dijo el secretario de seguridad pública, Luis Enrique Ramírez, que 13 asesinatos están relacionados con el crimen organizado y el narcotráfico.
Pero entonces qué vamos a hacer para detener el pleito. El Gobierno no parece tener la capacidad, ni la experiencia, ni las ganas, ni la intención, de capturar a todos los gatilleros y pistoleros que andan por la ciudad. Eso significa que la lucha no terminará con todos en la cárcel –como debería ser-, sino que el asunto debe arreglarse entre ellos.
El problema avanza. En un principio, creímos que las ejecuciones durarían tres o cuatro meses, pero no. Ya tenemos un año con un incremento en las muertes y no para. Si acaso, la estadística de muertos bajó en octubre y noviembre del 2016, pero en diciembre y enero, ya volvió la violencia y el crimen. Esto no ha terminado. No se ve el final de esta pesadilla.