Con la definición de los consejeros de las dos duplas paritarias de Morena de aspirantes a la gubernatura, regresan las malas prácticas sin recato alguno.
En estricto rigor, lo únicos habilitados para promocionarse y realizar reuniones de respaldo son Julio Huerta Gómez e Ignacio Mier Velazco, así como Olivia Salomón y Lizeth Sánchez.
Sin embargo en distintos puntos estratégicos de la ciudad capital se intensificó el desplazamiento de cientos de brigadistas pagados en cruceros con propaganda de Alejandro Armenta Mier.
Lo mismo ocurre con el mayor despliegue de publicidad en panorámicos, pasos peatonales y unidades móviles con las imágenes de Rodrigo Abdala y Claudia Rivera.
A ocho días de haberse comprometido la dirigencia nacional de Morena de dar a conocer los nombres de otros aspirantes para ser incluidos en la medición con encuestas, para una lista final de seis u ocho, no ha ocurrido.
Pese a no ser elegidos por los consejeros, Armenta, Abdala y Rivera han invadido con publicidad la ciudad capital, pese a las reglas de la competencia anunciada por Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, que nadie respeta.
Los cuatro elegidos por los consejerossiguen pagando publicidad encubierta en medios electrónicos con “entrevistas”.
Mientras que Huerta, Salomón y Sánchez se han concentrado en los encuentros con su base social o con socios de cámaras empresariales u organizaciones sociales.
Sin ninguna intervención de los organismos electorales federales y locales, los aspirantes a la gubernatura de Morena realizan una franca actividad electoral con actos anticipados de campaña.
Y no hay nada ni nadie quien lo impida, incluso la opacidad en uso de recursos financieros, y la sospecha de estarse utilizando recursos públicos, practicas que le dan ventajas al partido oficial.
Es difícil que en el proceso interno respeten la legislación electoral, porque ahora cuentan con la complicidad por omisión de los consejeros del INE y el IEE.
Los aspirantes morenistas a la gubernatura están rompiendo todas las reglas básicas de la legislación electoral, convertida en una “normalidad” porque no hay límites y prevalece la impunidad.
Lo legítimo y legal de su proceso interno los pervierten algunos aspirantes a la candidatura de Morena a la gubernatura, con prácticas fuera de la ley, lo que pondría en duda cumplan con las leyes electorales durante los comicios constitucionales.