Con el “¡Ay, qué mello”! (sic), el gobernador Sergio Céspedes Peregrina se subió a la contienda electoral.
El mandatario poblano respondió con esa expresión a lo declarado por el alcalde panista Eduardo Rivera Pérez, quien aseguró pondrá a “temblar” a Morena con su candidatura a la gubernatura.
Como ocurre en el ámbito federal donde no es la dirigencia nacional de Morena quien debate con la oposición y la virtual candidata presidencial, en el estado se emuló al titular del Ejecutivo federal.
Es posible que los partidos políticos de oposición estén haciendo un mal cálculo respecto una postura imparcial y de civilidad política del gobierno.
Reconociendo sus derechos como militante de Morena, con menos disciplina como ocurría en el PRI, el gobernador optó por el activismo partidista.
En las elecciones concurrentes federales y locales en el 2024, el partido gobernante tiene la consigna de arrasar en los distritos federales para obtener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y en el Senado, y no va a escatimar.
Y no escatimará porque también están en juego la gubernatura del estado, la mayoría del Congreso del Estado y el predominio en la mayoría de los 217 ayuntamientos.
Habrá expectativas para saber si, como ocurría en otros tiempos, el gobernante se reunirá con todos los contendientes, no solo de su partido, para ofrecer legalidad, imparcialidad y seguridad en los comicios.
El domingo pasado, posterior al anuncio de la dirigencia nacional de Morena de quiénes eran los siete finalistas para elegir al candidato o candidata la gubernatura, fueron convocados por el gobernador para exhortarlos a “mantener la unidad”.
El mandatario tiene a salvo sus derechos como militante de Morena para fijar postura sobre el proceso interno de su partido, sin embargo optó por un protagonismo político partidista contra la oposición.
A nadie debe sorprender entonces el activismo del gobernador quien estuvo en la primera fila con sus correligionarios y homólogos de otros estados en la entrega del bastón de mando de López Obrador a la virtual candidata presidencial Claudia Sheinbaum.
Para nadie es un secreto que para la construcción del “segundo piso de la 4T”, las elecciones de 2024 serán “la madre de todas las batallas” para obtener el control absoluto en las cámaras Alta y Baja, así como retener y ganar las nueve gubernaturas y los congresos locales.
Regresará con Morena la era de la “aplanadora” con toda de la “maquinaria electoral”.