A principios de este año el Gobierno Federal eliminó al 100 por ciento el subsidio al precio de las gasolinas, y anunció un aumento del 4.5 por ciento al IEPS, ambas medidas teniendo un efecto en el precio de las mismas. Estas decisiones han sido polémicas en el sentido de que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador había anunciado que en su gobierno no habría más incrementos sorpresivos en el precio de la gasolina, conocidos como “gasolinazos” en periodos anteriores. Más bien, el gobierno anterior había prometido que el precio de las gasolinas no se incrementaría en términos reales, política ratificada por el actual gobierno de Claudia Sheinbaum.
En una mañanera reciente Claudia Sheinbaum comprobó que, efectivamente, el precio de la gasolina no ha aumentado en términos reales desde 2019 hasta la actualidad. Sin embargo, la imposibilidad de establecer una política de formación de los precios ex ante hace que el público haya tomado como un “gasolinazo” al par de anuncios de la SHCP a principios de año.
Y es que los precios de las gasolinas en México están determinados principalmente por los siguientes elementos: el precio internacional de las gasolinas, el nivel del tipo de cambio, los contratos futuros que el Gobierno Federal haya adquirido para fijar el precio de sus importaciones, el nivel de subsidio que éste decida o pueda otorgar, que incluso puede ser negativo, y el porcentaje de gasolinas importadas con respecto de las producidas.
Con base en datos de la Secretaría de Energía, Pemex y la Secretaría de Hacienda realicé un análisis de la incidencia de estos factores en el aumento en los precios de la gasolina durante los tres períodos anteriores, encontrando lo siguiente:
Durante el período de Felipe Calderón el cambio acumulado conjunto entre el precio internacional de las gasolinas y el precio del dólar en pesos fue de un 77 por ciento, y el precio de las gasolinas aumentó un 17 por ciento en términos reales, lo cual indicaría que hubo un subsidio positivo al precio de las gasolinas, sin descontar el efecto de la devaluación en la inflación. Pero también ayudó que aun producíamos, es decir no importábamos, un porcentaje importante de nuestro consumo local.
Durante el período de Enrique Peña Nieto las gasolinas aumentaron un 44 por ciento en términos reales, mientras que el efecto combinado del valor internacional de las gasolinas fue nulo, porque los precios internacionales de las gasolinas disminuyeron el mismo porcentaje que la devaluación del peso. Es decir, durante el período de Enrique Peña Nieto podría inferirse que los precios de las gasolinas tuvieron un subsidio negativo, sirviendo como variable de ingresos adicionales al gobierno, a cargo del público consumidor.
Durante el período de Andrés Manuel Lopez Obrador y ahora el período de Claudia Sheinbaum el precio de las gasolinas se ha mantenido constante en términos reales, a pesar de que su precio internacional aumentó un 40% y el tipo de cambio prácticamente no varió de un período a otro. Lo anterior indica un alto valor del subsidio en el precio de las gasolinas. Sin embargo durante el período el peso se estuvo revaluando, lo cual ayudó fiscalmente al valor del subsidio, porque el valor en pesos de las importaciones disminuyó.
Decíamos que otro factor que influye es el porcentaje de importaciones de gasolinas con respecto del producido localmente, toda vez que el precio internacional y el tipo de cambio solamente afectan a este porcentaje, mientras que el precio de producción local está afectado por costos locales de producción, entre otros.
Durante el período de Felipe Calderón iniciamos el desmantelamiento de la producción nacional de gasolinas, por lo que ese porcentaje pasó del 6 al 60 por ciento. Durante el período de Enrique Peña Nieto se alcanzó hasta el 130 por ciento, y durante el período de Andrés Manuel López Obrador la tendencia se revirtió para llegar en 2024 a un 88 por ciento. Quiero indicar con esto que es más fácil comprometerse a una política de estabilidad de precios de las gasolinas en la medida en que seamos auto-suficientes en las mismas.
Por supuesto que las correlaciones no pueden ser lineales porque estamos comparando valores ajustados por inflación donde la inflación misma absorbe parte de la devaluación, pero esto nos da una idea sobre el cambio de políticas de determinación de precios de las gasolinas a través de los tres períodos de análisis.
En conclusión, un “gasolinazo” no se puede evitar porque es imposible predecir el comportamiento del precio de las gasolinas ex ante. Pero no es inconsistente con una política de estabilidad de precios de las gasolinas, toda vez que la variable en manos del gobierno es el nivel de subsidio que puede otorgar, y su política de producción local de gasolinas.