Las relaciones entre México y Estados Unidos están garantizadas por nuestras relaciones comerciales, que son benéficas para ambos países, máxime con la conformación de bloques post-covid donde México gradualmente se ha convertido en el primer socio comercial con Estados Unidos.
Sin embargo, considero que son tres los elementos que le dan mayor o menor tensión a estas relaciones: la migración, el T-Mec, y la actividad trans-fronteriza del crimen organizado.
Sobre estos tres parámetros, ¿qué candidato tendría posibilidades de una relación más tersa con México?
En lo referente a la migración, la ola migratoria creciente durante la administración Biden ha provocado momentos de tensión con México al pedirnos que seamos un contenedor ya no solo en el norte sino en el sur de nuestro país. Esta creciente presión migratoria, que pasó de 200 mil cruces ilegales promedio anuales en la época de Trump, llegó en 2023 a ser de 2.2 millones con Biden.
Con Trump, por lo tanto, -a pesar de los anuncios de Harris de endurecer su política migratoria-, habiendo probado que sus prácticas contenedoras son más efectivas, la presión hacia México considero que disminuiría.
En lo que se refiere al T-Mec, Kamala Harris fue una de las senadoras que votó en contra de la renovación del TLCAN, y su crítica ha permanecido hacia la insuficiencia de acuerdos logrados en materia de prácticas ambientales, algo que en el pasado Trump no le dio mucha importancia. Pero esa postura que le tocaría negociar el próximo año no significaría una presión negativa para México, sino por el contrario, sería materia de un acuerdo inmediato, dada la posición de Claudia Sheinbaum de mejoras en México en políticas para combatir el cambio climático.
Sin embargo, en la renovación y funcionamiento del nuevo T-Mec, considero que Donald Trump presionará mucho más para que México no sea “la puerta de atrás” que substituya el otrora vigoroso comercio bilateral entre Estados Unidos y China, y tratará de imponer restricciones muy fuertes al contenido nacional que inhiba la relocalización de empresas Chinas en México, lo cual no conviene a nuestro país, pues disminuirá significativamente la inversión privada derivada de la relocalización, así como el desarrollo tecnológico y creación de cadenas productivas. China, desde hace 10 años ha sido el pionero de “nearshoring” a través de co-inversiones con empresas mexicanas, y si registramos su inversión no reportada, es el tercer inversionista extranjero mexicano. Por lo cual las negociaciones y la supervisión de Estados Unidos hacia México en cuestión de productos Chinos disfrazados de mexicanos impondrá tensiones más fuertes con Trump que con Harris.
En materia de crimen organizado, considero que México abanderará temas de soberanía para lograr acuerdos con Estados Unidos de no incursionar en capturas de criminales en nuestro territorio, mientras es agenda explícita de Harris contener el tráfico de fentanilo en nuestras fronteras. Pero las presiones de Trump de que México entre nuevamente en una operación militar en contra del narcotráfico generarían más tensión entre los dos países, que la negociación de contención del tráfico de fentanilo encabezada por Harris, o las de no intromisión en nuestro territorio liderada por Sheinbaum.
Por lo tanto, si los tres elementos de tensión entre Mexico y Estados Unidos tuvieran el mismo ponderador, las relaciones entre los dos países tendrían menos puntos de tensión relativa con Kamala Harris como presidenta.