Desánimo, impotencia, coraje, rabia, y otros sentimientos dejaron en un matrimonio propietario de un pequeño comercio el asalto con arma blanca y violencia verbal del que fue objeto su empleada, el pasado domingo en la zona norte de Tampico.
La tranquilidad de la tarde en la esquina de las calles Encino esquina con Olmo en la colonia Del Bosque, se interrumpió con el arribo de un par de camionetas con leyendas de la Policía Estatal repletas de elementos que vestían uniforme con camuflaje.
Acudían al llamado de alerta que advertía de un asalto, o pasaban coincidentemente por el lugar. Con más credibilidad esto último, porque a decir de quienes por esa zona viven, los recorridos de prevención del delito son algo parecido a un elefante rosa.
Portando armas propias de su rango como integrantes de las fuerzas armadas, así como bien abastecidos de municiones que rodeaban de arriba abajo su pecho, entraron a lugar del atraco para recoger la versión de una mujer al punto de crisis nerviosa, y que reflejaba el susto que le hizo pasar el sujeto que con arma punzocortante en mano la obligó a entregarle el producto de la venta del día.
No había más qué hacer. El delito estaba consumado, y el solitario ladrón se hizo ojo de hormiga con el botín, en tanto que los militares habilitados como policías cerraban el reporte, y continuaron su camino.
Los asuntos del momento – carnavales, proselitismo electoral, desorden vial por construcción de obras públicas, entre otros- hacen que el gran pendiente que se tiene en el lugar donde vivimos pase a niveles secundarios de interés, eso es lo que parece.
La falta de policías para una verdadera vigilancia que prevenga el ilícito, y no solo reaccione ante el delito, sigue siendo la constante en la zona y en todo Tamaulipas.
Queda demostrado que la videovigilancia sirve para dos cosas; que 300 policías para una población de casi 900 mil habitantes no pueden hacer mucho; que por más intenciones que se tengan para combatir el delito común, seguirá siendo eso, un buen deseo; y lo más lamentable: que los delincuentes seguirán haciendo de las suyas a la gente que con mucho esfuerzo y de manera honesta hace su patrimonio.
Ya vienen las campañas electorales, las promesas. Oportunidad para echarle en cara a los candidatos de todos los colores que en seguridad pública, los partidos que representan no han cumplido.