En medio del debate que ha suscitado la propuesta de reforma electoral de Morena, y el peligro que representa para nuestra democracia, celebro que desde la oposición se hayan presentado otras propuestas, y concretamente me refiero a la propuesta por el PAN, que propone regular la segunda vuelta electoral. Siempre he manifestado mi postura a favor de esta figura e incluso presenté una iniciativa hace algunos años, por eso en esta ocasión quiero referirme a las ventajas de contar con un sistema de segunda vuelta.
En principio, contribuye a generar legitimidad del gobernante al tener un amplio respaldo en votos, pues sería necesario que obtuviese al menos la mayoría absoluta.
Por otro lado, ante las profundas divisiones en la sociedad mexicana, con visiones encontradas en todo el país que recientemente se han exacerbado a raíz del discurso de odio y polarización que se genera todos los días desde la Presidencia, la segunda vuelta tiene la virtud de que propicia que las fuerzas políticas, aunque con posturas distintas puedan construir acuerdos que abonen a combatir las visiones radicales que dividen a la sociedad y amenazan a la democracia.
Otro aspecto que abonaría a la gobernabilidad es que los esquemas de segunda ronda electoral tienden a reducir el multipartidismo al provocar alianzas previas a la primera elección que reducen la posibilidad de una segunda vuelta en los hechos.
Además, la segunda vuelta contribuye a perfeccionar la democracia como expresión de la voluntad ciudadana, pues eliminaría el riesgo de triunfo de una candidata o candidato rechazado por la mayoría absoluta del electorado, pero que en el actual sistema puede obtener el triunfo con una mayoría relativa, derivado del elevado número de candidaturas producto a su vez, del actual multipartidismo.
La segunda vuelta propiciaría una mayor participación, combatiendo el abstencionismo, ya que alentaría a votar a aquellas personas que piensan que su voto no servirá porque solo un partido tiene posibilidades de ganar. La segunda vuelta daría a los votantes la posibilidad de ejercer un voto de rechazo, que también es válido en una auténtica democracia.
Otro factor a favor de la segunda vuelta es que tiene un amplio margen de adaptabilidad, pues se puede diseñar un modelo que sea adecuado para las necesidades de la democracia mexicana.
Finalmente, si bien es cierto que un argumento en contra de la segunda vuelta electoral es que su implementación implicaría elevar el costo de las elecciones, lo cual es un argumento válido, también es importante decir que los costos más elevados y representativos se generarían con la primera votación. Además de que en un contexto como el actual, la relación costo-beneficio justifica esta medida. Por lo que también considero que debería revisarse en la iniciativa del PAN la propuesta de rondas de votación simultánea, pues esto eliminaría algunas de las ventajas de la figura.
Pilar Ortega
@PilarOrtega