Con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, hay un dilatado abanico de expectativas en materia de política cultural, que van desde el rediseño de la administración pública hasta el empoderamiento de los generadores de cultura y arte. Esa amplitud se resume en la expresión más general de “hacer realidad los derechos sociales establecidos en la Constitución y ampliar su alcance”, donde la cultura es un “detonador de desarrollo económico e instrumento para la paz” (Programa del Movimiento de Regeneración Nacional).
Desde luego que para eso es la política cultural. ¿Qué tanto realismo puede vislumbrarse en sus propuestas de instrumentación, luego de que el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2019 considera una disminución de 7.6% en el ramo respecto del monto asignado en 2018?
Claro que no todo es dinero. El documento “El poder de la cultura” que publicó el 19 de junio de 2018 Alejandra Frausto Guerrero, actual titular de la Secretaría de Cultura, define redistribuir la riqueza cultural, con acciones que van desde intercambiar expresiones culturales entre distintas regiones del país, reorientar el servicio social de estudiantes, organizar maratones de creación colectiva para encontrar soluciones a los problemas culturales de las comunidades, reducir los gastos de operación inherentes al quehacer institucional en la materia y crear incentivos fiscales para “sistematizar” la participación de la iniciativa privada en la cultura, intenciones que requieren coordinarse efectiva y oportunamente con los órdenes estatal y municipal de todo el país.
Con el propósito de “redistribuir la riqueza cultural”, Frausto creará consejos regionales y generará circuitos que partan de las periferias, concepto que engloba a grupos de personas en estado de vulnerabilidad, exclusión, marginación o pobreza. Sin embargo, redistribuir decisiones implica también redistribuir presupuestos, pero no lo vemos en el proyecto de presupuesto de 2019. Tampoco vemos la posibilidad de hacer concurrentes las partidas en los órdenes estatal y municipal en materia de cultura para ampliar esos recursos.
Es el primer año, nos dirán, se requiere más tiempo para cumplir en el Sector. A mí me parece que el planteamiento de campaña en materia de Cultura era sólo una manera de decir que fuera congruente con el discurso del candidato. Hoy vemos que falta experiencia, falta visión, falta capacidad de negociación, falta voluntad política para generar una verdadera transformación del Sector
Menos presupuesto para Cultura en 2019
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Porfirio Hernández
Ciudad de México /
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