La trayectoria del actor mexicano Noé Hernández Álvarez (1969) es la de un hombre entregado a su profesión con la pasión y la disciplina mayores que exige, en un camino a veces lento en su andar, pues la industria cinematográfica y de teatro en México así lo impone. Cuántas veces hemos visto a grandes profesionales de la actuación sin el reconocimiento nacional e internacional que merece su trabajo; no es el caso de este extraordinario actor nacido en Atitalaquia, Hidalgo, y formado en arte dramático en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Este fin de semana, Hernández Álvarez obtuvo su segundo premio Ariel a mejor actor principal, por su actuación en la película “Kokoloko” (2020), de Gerardo Naranjo, con quien Noé Hernández ya había trabajado, pues fue coprotagonista en “Miss Bala” (2011), actuación que le mereció entonces una nominación al Ariel por mejor actuación masculina.
El galardón, otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), es, sin duda, el más importante reconocimiento que hace la comunidad cinematográfica a las producciones y profesionales del cine que se distinguen durante el año cinematográfico. En esta ocasión, Noé Hernández destacó por sobre el resto de los nominados gracias a la fuerza de su trabajo actoral sobre una trama de violencia y pasión sexual ambientada en un pueblo costero del sur de México.
Noé Hernández nos tiene acostumbrados a personajes complejos y de una gran proyección actoral, que se destaca por la fisonomía de Noé, ya que explota al máximo sus recursos histriónicos, para darnos papeles inolvidables. Es el caso de “Tenemos la carne” (2016), de Emiliano Rocha, y “La Tirisia” (2014), de Jorge Pérez Solano, de gran fuerza dramática.
Con la entrega del Ariel este año, Noé Hernández consolida su trayectoria artística y pone en alto su alma mater, de donde surgió para abrirse un camino en la actuación que trasciende fronteras, gracias a las más de 30 películas y varias series de televisión en que ha participado, amén de un sinnúmero de puestas en escena en los mejores teatros del país. Larga vida a quien hace de la actuación su pasión y su vida. ¡Enhorabuena, Noé!