A unas cuantas semanas de que inicie el proceso electoral federal intermedio en el que se renovará la Cámara de Diputados Federal, 15 gubernaturas y 29 Congresos locales, se ha configurado una nueva realidad democrática en el País, todavía recientemente había factores determinantes de poder que afectaban y distorsionaban el modelo de democracia en México, los comicios se definían a partir de estructuras corporativas y clientelares del partido en el poder, habían una influencia determinante de los medios de comunicación en el electorado, los medios podían construir o destruir una candidatura o personaje de la noche a la mañana, existía una fuerte y desmedida apuesta económica por grupos empresariales para obtener compromisos de negocios con políticos, las instituciones electorales carecían de imparcialidad, había fraudes electorales con toda impunidad, todo esto era la parte medular del régimen caduco que terminó por derrumbarse.
La disputa electoral tendrá otra connotación, en una democracia consolidada a partir de 2018, existe un comportamiento diferente en el actual gobierno, una autentica separación del servicio público con la actividad política, el Presidente de la República ha determinado en público y en privado que no debe de haber intromisión de servidores públicos en temas de políticos, no hay un partido de Estado, la actividad del gobierno está totalmente en el cauce institucional, algo importante, los delitos electorales ya son delitos graves sin beneficios de libertad caucional.
La consolidación del régimen democrático era uno de los adeudos pendientes, no puede hablarse de avance y desarrollo en el país en los temas torales como derechos humanos, bienestar social, seguridad, ataque a la corrupción y se posterga y soslaya el tema de la democracia, cuando es uno de los temas fundamentales para el desarrollo que coloca a la sociedad en una mejor categoría como estructura humana organizada.
Se deben de destruir ya esos viejos estereotipos de que la democracia se limita a elegir a sus representantes populares, deben de instaurarse mecanismos de participación ciudadana para que sea una constante y habitual práctica ciudadana de participar en los asuntos públicos de la comunidad, en evaluaciones, supervisiones, deliberaciones presupuestales, consultas ciudadana, revocación de mandato, plebiscitos y referéndum; en la medida en que la gente participe en los temas del interés colectivo, se le reduce la discrecionalidad al gobernante para decidir y disponer al arbitrio y ocurrencia, se vuelve una práctica común la exigencia ciudadana en que tiene que haber lo mejor en calidad en el gobierno por decisión popular.
Así la partidocracia mexicana evolucionaría, el partido político que no sea un instrumento de la ciudadanía para competir y acceder al poder público, estaría caducando con el esquema tradicional de ser utilizados por grupos de poder que se reparten prerrogativas y espacios legislativos, como los que hay tendientes a desaparecer; la exigencia y la conciencia ciudadana es cada vez mayor, de eso se trata, del empoderamiento del individuo frente al Estado ejerciendo y exigiendo sus derechos, en contraposición un Estado moderno garante de derechos individuales y colectivos asumiendo su función acorde a los tiempos de una civilización de la humanidad.
@RafaPalacios83