En los últimos días se ha generado un fenómeno social sin precedentes, expresiones en todas las modalidades y lugares del país y fuera de éste en las que se manifiestan despedidas al presidente con tristeza por el adiós a Andrés Manuel que desaparecerá de la vida pública, con un alto porcentaje de popularidad y aprobación en su gestión en los últimos días, pero lo más notorio es esa forma congruente de desapego al poder despojándose aun y concentrando como nunca tanto poder.
Hay un sentir generalizado de una prematura nostalgia aun en su presencia, la crónica de una despedida que tiene plazo y conforme se acerca el día y la hora crece ese sentimiento colectivo en el que se le recuerdan sus luchas y sus aportaciones de enseñanza con su conducta, desde resistir y mostrar aplomo frente a cada fraude electoral de cada año por un régimen que pareciera invencible, Andrés siempre con la cordura política llamando a la calma y al trabajo de concientización y organización desde abajo lo cual fue su mayor virtud en la historia de su liderazgo al frente del movimiento.
Se convirtió en un estadista e historiador de facto al recorrer durante años todos los municipios del país, conoció directamente sus necesidades y se apropió para tener un diagnostico claro, no hay en la actualidad dirigente político, social ni gobernante que haya recorrido todo lo que recorrió Andrés Manuel durante tres décadas, priorizó como presidente a los estados y comunidades más pobres, atendió como nunca en la historia de muchos pueblos a su gente con programas que le transformaron la vida a millones de familias quienes solo tienen un sentimiento profundo de amor y agradecimiento a su presidente.
Andrés está consciente de su papel en la historia, de su trascendencia como líder social, como político y gobernante no solo en México, es admirado y reconocido por otros pueblos de otras naciones, se enfrentó al poder económico que está globalizado y ha derrocado gobiernos de izquierda instaurados democráticamente, demostró ser un estratega porque en México prácticamente exterminó a la oposición, les es ya muy complicado a las oligarquías que mandaban en el país que se puedan recuperar políticamente, ya no tienen alfiles con que operar.
López Obrador será recordado como un mártir demócrata que logró levantarse de cada embate del régimen, un ejemplo de resistencia y perseverancia en la lucha, un hombre congruente que le dio un significado diferente a la política cuando ésta estaba en su momento de mayor perversión, deja un legado que hay que cuidar principalmente las nuevas generaciones en le que se deben anteponer los principios y valores éticos en la forma de hacer política y ejercer un espacio de poder del tamaño que sea, a diario daba lecciones de humanismo en la política y se retira como uno de los grandes próceres que sacrificó todo en lo personal y familiar para que el movimiento que él encabezaba resistiera y continuara hasta derrocar al régimen.
Hacen falta más lideres así como Andrés despojados de la ambición de poder y de dinero, siendo ejemplo de valores espirituales y morales reflejados en la conducta como lo hizo en su trayectoria, hubo en él una enseñanza permanente de integridad política y deja una escuela que hay que saber fijar bien para las generaciones venideras y que su obra y pensamiento perduren para que se eleve la calidad de hacer política y gobierno, sin duda esto se reflejará en que el país avanzará teniendo a los mejores hombres y mujeres forjados en esa escuela y así poder elevar a la sociedad mexicana con un nivel de humanismo ejemplar en el mundo.