Después de los devastadores resultados electorales del año que está concluyendo, hilvanados con las sistemáticas derrotas elección tras elección desde 2018, además de ir perdiendo gradualmente cada tema de la agenda política que se dispute en el Congreso, la oposición pero particularmente el PAN ha emprendido una nueva campaña que pretende posicionar mediáticamente y con resonancia en redes sociales que consiste en equiparar los eventos del crimen organizado que laceran y se manifiestan con mayor intensidad en algunas regiones del país con actos de terrorismo.
La pretensión es muy evidente, tiene un objetivo político, es que bajo esa denominación se le otorga una categoría diferente a las cuestiones de inseguridad elevando el estatus a una cuestión de carácter internacional, como si el Estado mexicano reconociera tácitamente que ha sido rebasado y que las organizaciones criminales que hay en México representaran un peligro para otras naciones pero en particular a Estados Unidos que se ha erigido desde hace décadas como el policía internacional que arbitraria y unilateralmente determina que países albergan terroristas para invadir por encima de la soberanía de las naciones.
Así de perversa es la intención de Acción Nacional y algunos de sus actores al verse política y electoralmente exterminados, fincan su esperanza en un intervencionismo extranjero para poder enfrentar al gobierno mexicano con el gobierno estadounidense y que a partir de ello renazcan posibilidades de su reivindicación política, no ven más opciones para que se puedan rehacer y presentarse ante el electorado y la sociedad en general como una opción política a quienes se les vaya a dar otra oportunidad de gobernar, es un grito desesperado a los conservadores de otros países para que se diga que en México hay terrorismo y que es necesaria la intervención del ejército estadounidense en territorio nacional.
Terrorismo es una actividad bélica, violenta, de grupos subversivos organizados que pretenden apropiarse de territorios países en la mayoría de éstas con cuestiones de creencias y fanatismos religiosos o carácter político que atacan al gobierno, la infraestructura urbana, económica, institucional sin importar afectar a la población, con la pretensión de desestabilizar, todo esto es muy diferente a las realidades de la inseguridad que hay en el país, en donde son carteles de la droga que se disputan territorios y mercados con objetivos muy concretos que tienen que ver con mantener sus negocios ilícitos, muy diferente a cuestiones de terrorismo.
En México no existen grupos subversivos violentos que pretendan desestabilizar y derrocar al gobierno a partir de creencias y fanatismos religiosos y menos con pretensiones políticas, tampoco hay grupos que representen un peligro para Estados Unidos a partir de planeaciones militares contra el gobierno de aquella nación y su población; si existen grupos delincuenciales organizados con negocios de estupefacientes operando ilícitamente, con otras actividades derivadas como extorciones entre otros delitos lamentablemente afectando a la población, pero el hacer la descripción desde un ordenamiento legal o un reconocimiento de gobierno que hay terrorismo en México como lo pretende el PAN, es implícitamente darle entrada al ejército estadounidense que tienen otra concepción de protección a los derechos humanos muy diferente a la que se tiene en México, más allá de la vulneración de la soberanía nacional, la delincuencia en México se enfrenta con el Estado mexicano.