A un mes de asumir la presidencia, la gestión de Claudia Sheinbaum prevalecen dos escenarios que han ocupado su atención y no le han permitido disfrutar esa “luna de miel” con el pueblo, propia de cualquier inicio de sexenio: la crisis de inseguridad, consecuencia del empoderamiento y enfrentamiento de los criminales en los estados de Sinaloa, Chiapas, Tabasco, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Jalisco y Guerrero, y la turbulencia políticas, desencadenada por una reforma judicial impulsada de manera precipitada, sin diagnóstico y sin el análisis profundo que requería por parte de los legisladores. La controversia se agudizó debido a la intención del gobierno de modificar otros dos artículos de la Constitución Mexicana para que las reformas aprobadas sean inapelables, estableciendo una supremacía legislativa que impida su revisión jurídica, a través de controversias constitucionales o juicios de amparo.
Esta estrategia, del partido gobernante Morena y aliados, elimina los contrapesos necesarios para una democracia saludable. El riesgo de esta concentración de poder enciende alarmas, al advertir que cualquier poder sin control tiende al abuso. La falta de un sistema efectivo de frenos y contrapesos abre la puerta a decisiones unilaterales que pueden derivar en autoritarismo. La autonomía del Poder Judicial se ve amenazada por la reformas, comprometiendo su funcionamiento y autonomía al someterse a los otros poderes Ejecutivo y el Legislativo.
La aprobación de estas reformas, llamada supremacía constitucional, la renuncia anticipada de siete ministros de la Suprema Corte de Justicia, la próxima votación en la Corte del proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carranca que propone invalidar la elección de jueces por voto popular, el desacato de los trabajadores del poder judicial en paro y la elección de los miembros del Comité de Evaluación del poder legislativo, todos muy cercanos a Morena, y algunos muy cuestionados en su prestigio, ha generado tensiones que ponen a prueba el carácter y la vocación democrática del nuevo gobierno de Sheinbaum en su primer mes del sexenio.