Ya para terminar el año, aparecen Viva Aerobús y Volaris con un acuerdo que nadie vio venir. Lo que anunciaron es que van a fusionarse en un nuevo “grupo mexicano de aerolíneas”, aunque manteniendo “las identidades, marcas y operaciones (incluyendo certificados de operación independientes) de Volaris y Viva”. Las aerolíneas dijeron que es una transacción “entre iguales”, en donde los acciones de cada una de ellas se quedarán con el 50 por ciento de las acciones de la empresa holding.
Esto es, evidentemente, muy significativo. La industria de la aviación comercial en México se transformó a lo largo de los últimos 20 años y en gran medida fue gracias a lo que estas dos aerolíneas han venido logrando. Un solo dato para ejemplificarlo: en 2005, entre todas las aerolíneas de México transportaron un poco menos de 26 millones de pasajeros. Este año, entre Aeroméxico, Viva y Volaris habrán viajado alrededor de 85 millones de pasajeros.
En términos empresariales, la fusión hace muchísimo sentido. De entrada ambas operan el mismo tipo de aviones, con lo que usan las mismas refacciones y los mismos proveedores, y los equipos de mantenimiento y los pilotos están capacitados para toda la nueva flota. El CEO de Viva Aerobús, Juan Carlos Zuazua, explicó en una llamada especial con analistas que uno de los principales objetivos de la fusión es reducir todos los costos relacionados con los aviones.
Esta transacción viene además a reemplazar el potencial IPO de Viva —que en los últimos años fue un tema que se habrá discutido con frecuencia— mientras que le inyecta nueva vida a Volaris. Esta última es ya una empresa pública, listada tanto en Nueva York como en México, pero con una acción que lleva “estancada” varios trimestres (y de poca liquidez). Ahora se convertirá en una empresa mucho más grande, que debiera mejorar en sus márgenes, con un nivel razonable de deuda y que muy probablemente llamará más la atención de los potenciales inversionistas.
Para los inversionistas siempre será más atractivo apostar por una empresa que tiene menos competidores. México estaría pasando de tres grandes aerolíneas, a solamente dos. A simple vista, pareciera ser un caso que la Comisión Nacional Antimonopolio no debería permitir.
Sin embargo, la realidad es que la aviación comercial es una industria de monopolios. Más allá de las aerolíneas, el resto de los jugadores en las cadenas de valor suelen también tener posiciones monopólicas —lo vemos en los grupos aeroportuarios, en las armadoras de aviones, en los proveedores de combustible, etcétera.
En ese sentido, Viva y Volaris tienen un buen argumento para alegar por sus planes. En ese mundo, la escala es indispensable y por más que ambas han venido creciendo de manera muy acelerada, el duplicar su tamaño de un momento a otro sí cambia su poder negociación.
No es casualidad que la figura de “grupos de aerolíneas” se hace cada vez más relevante en la industria, con jugadores como IAG y Lufthansa ahora agrupando diversas marcas de aerolíneas dentro de una sola holding.
Por lo pronto, esos son los planes. Habrá que ver cómo avanza el proceso y entender mejor los detalles. Y nomás para dimensionar de lo que estamos hablando: este nuevo “grupo mexicano de aerolíneas” sería responsable de más de 900 vuelos diarios y de mover a más de 70 por ciento de quienes viajan en avión en México.