No conocemos a los empresarios

Ciudad de México /

Si le preguntáramos a un joven de EU que diga nombres de empresarios, es muy factible que nos mencione a Elon Musk, a Bill Gates, a Jeff Bezos, a Mark Zuckerberg. Algunos identificarán también a Warren Buffet, quizás otros a Howard Schultz o incluso a Phil Knight o a Bob Iger. Pídele el nombre de algún banquero, y si es una persona con un cierto nivel de formación, sin duda mencionará a Jamie Dimon.

¿Pero qué pasa si hacemos el mismo ejercicio en México? ¿A quién van a identificar? Dudo que fuera de dos nombres —Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego— habrá muchos otros que vayan a ser mencionados con frecuencia. ¿Algún banquero conocido? ¿Algún emprendedor?

Históricamente sí parece haber habido más nombres. Se me vienen a la mente don Lorenzo y don Roberto ServitjeEl Tigre Azcárraga. Jorge Vergara. Quizás Manuel Espinoza Yglesias. Don Eugenio Garza Sada y luego don Eugenio Garza Lagüera, por supuesto. Don Andrés Marcelo Sada. ¿Quién más?

Ojo: no pretendo aquí calificar su desempeño como empresarios o como personas, sino solamente si son nombres conocidos más allá de los círculos empresariales.

En Whitepaper hemos hablado mucho de por qué sucede esto. La realidad es que hay una serie de razones distintas; algunas son muy evidentes, otras no tanto. Pero más allá del por qué, lo que me preocupa en este momento son las consecuencias de esto. ¿A qué puede aspirar alguien interesado en emprender, cuando no hay puntos de referencia? 

Algo que está sucediendo en este país es que se está caricaturizando la figura del empresario. Si al único que la gente identifica se la pasa presumiendo sus aviones y sus yates, y luego armando polémica públicamente, que no nos extrañe después que los influencers que promueven temas empresariales lo hagan mostrando también aviones y una forma de vida ostentosa, donde la aspiración sea tener un Lamborghini verde.

Vuelvo a enfatizar: no digo que está mal, ni mucho menos. Cada quien tiene su estilo. Pero mi tema es por qué no hay figuras empresariales que muestren otro estilo —que comuniquen qué significa ser empresario, que hablen de otros temas, que inspiren por razones distintas.

En este país sí hay empresas que están haciendo cosas muy interesantes. Que están innovando, que están creciendo exponencialmente, que dominan mercados internacionales. Y sí, también que son muy exitosas económicamente.

¿Y no sería bueno que más personas conozcan quiénes están detrás de estos casos? ¿Cómo toman decisiones? ¿Cómo dirigen a sus equipos? ¿Qué proyecciones tienen? ¿Cómo reaccionan ante la incertidumbre del entorno?

Yo no sé usted, mi querido lector, pero a mí me encantaría que mis hijos tuvieran otro punto de referencia. Bueno, no solamente mis hijos: yo también. 

El ‘hueco’ que queda en el espacio público cuando los líderes empresariales deciden esconderse es fácilmente utilizado por políticos u otros actores que quieren aprovecharlo para impulsar sus propias agendas. Si la sociedad no conoce realmente a los empresarios, ¿qué tan fácil es construirles una imagen negativa? Al final, la mayoría no tiene con qué comparar.


  • René Lankenau
  • Fundador de Whitepaper
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