Trump, oligarquías y empresarios en el poder

Ciudad de México /

Interesante lo que está sucediendo en EU. La nueva administración de Trump llega impulsando una serie de cambios significativos y uno de los más trascendentales es la apertura que muestra ante los comportamientos oligárquicos. 

No podemos pensar que eso no existía antes en EU: por supuesto que siempre ha habido acuerdos entre empresarios y políticos; sin embargo, lo que había no es nada en comparación con el tipo de conductas que la nueva administración prefiere. 

En México esto es el día a día. En este país los empresarios siempre han tenido que aprender a navegar entre las instancias oficiales, los cambios en el poder y la política como tal. Para construir una empresa grande en México no basta tener un conocimiento técnico del área o dominio de las finanzas corporativas —los empresarios han tenido que desarrollar colmillo para entender lo que los políticos esperan de ellos y las habilidades diplomáticas para obtener los permisos y concesiones que requieren sus organizaciones. 

Ahora sí que como que Estados Unidos comenzará a parecerse más a México —y en esto en particular, nuestros empresarios tienen mucha, mucha experiencia. ¿Será trasladable a ese país? ¿Será que ahora los empresarios mexicanos podrán sacarle mayor provecho a las relaciones que han desarrollado allá? Por lo pronto, este pasado fin de semana vimos ya a Grupo Salinas presumir su patrocinio del Hispanic Inauguration Ball y a Cemex anunciar inversiones multimillonarias en ese país. 

El otro lado interesante de todo esto es la abrumadora presencia de empresarios en la nueva administración de Trump. Están asumiendo algunos de los puestos con más poder: el nuevo secretario del Tesoro es fundador de un fondo de inversión, el secretario de Comercio encabezaba una enorme institución financiera y el secretario de Energía ha sido CEO de una petrolera, por ejemplo. 

Están además todos los empresarios y emprendedores que están jugando roles nuevos, incluyendo, por supuesto, a Elon Musk y Vivek Ramaswamy, a cargo de “eficiencias”; David Sacks, como “zar de las criptomonedas”, e incluso Ken Howery —también integrante de la famosa PayPal mafia—, quien ahora tendría el encargo de negociar la compra de Groenlandia. 

Entre los círculos empresariales mexicanos con frecuencia escuchamos la idea de que al país le iría mucho mejor si la iniciativa privada estuviera a cargo de las funciones oficiales. 

Esa situación es justo la que vivirá Estados Unidos en esta nueva administración. Toda proporción guardada, es como si aquí la presidenta Sheinbaum hubiera nombrando a Claudio X. González en la Secretaría de Educación, que le pidiera a Eduardo Osuna que liderara Hacienda y quizás a Bernardo Gómez a Relaciones Exteriores. Y ya que andamos en esas, ¿por qué no Juan Carlos Zuazua en Comunicaciones y Transportes, o Héctor Grisi en Economía, o Arturo Elías en Bienestar? 

La realidad es que la participación de los líderes empresariales en los gobiernos ha tenido resultados más bien… mixtos. Cómo olvidar que Fox llegó justo después de una exitosa carrera empresarial y también que AMLO tuvo a Poncho Romo en su propio gabinete. 

Al final, México sí ha avanzado en las últimas décadas. A pesar de la infinidad de problemas y rezagos que enfrentamos, en términos generales, el país sí está hoy mejor que antes en la gran mayoría de los indicadores importantes. 

Lo que nos trae de vuelta al punto inicial. Con Trump, la dinámica entre la iniciativa privada y las autoridades cambia. Pasa a un esquema que se asemeja más al que hemos vivido aquí. ¿Qué implicaciones tiene eso para Estados Unidos? Más importante aún: ¿qué oportunidades conlleva para México? 


  • René Lankenau
  • Fundador de Whitepaper
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.