Antes de iniciar les pido leer con cuidado los tres párrafos siguientes.
“El retrato del sistema político mexicano, que por primera ocasión presenta en el cine al PRI como es el PRI, que por primera vez le llama al PRI por su nombre, que como nunca ha ocurrido en el cine, le dice PAN al partido de la derecha, que revela a una Iglesia católica en su desnuda corrupción, es el trabajo cinematográfico que pretende ser censurado con el peregrino argumento de que en tiempos electorales, como los que vivimos los mexicanos, no podemos exponernos a esa realidad.
“Presentada por primera ocasión en el reciente Festival de Cine Francés, en Acapulco, donde ‘manos extrañas’ pretendieron prohibir su exhibición y cuando apenas ha sido vista por pocas personas (la cinta) se ha convertido no solo en uno de los más importantes fenómenos político-cinematográficos del nuevo cine mexicano, sino en el termómetro de la llamada ‘transición democrática’ en México.
“Y, por supuesto, las ‘buenas conciencias políticas’ han decidido que esa película no debe ser exhibida, o en su caso, debe ser vista por el menor número de mexicanos posible, para no alterar ‘las conciencias’ de quienes acudirán a las urnas para elegir al nuevo presidente”.
Las líneas anteriores son parte del Itinerario Político del 7 de diciembre de 1999, cuando dimos la primicia de que “las buenas conciencias” del Estado mexicano y de la derecha panista pretendían censurar la película La ley de Herodes, de Luis Estrada.
Ambientada en el “alemanismo” de la modernidad mexicana —que dio paso a los peores populismos de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo— La ley de Herodes recrea el ascenso político de un militante del PRI —marginado y encargado de un basurero— que por casualidad y porque no había otro priista más tonto fue propuesto para ocupar el cargo de presidente municipal de un pueblo abandonado: San Pedro de los Saguaros.
Así, entre prostitutas, activos militantes del PAN, curas corruptos y “gringos” rapaces, el nuevo presidente municipal del PRI se arma de una pistola y un compendio de leyes para ejercer el poder priista de esos años, el poder real, sustentado en La Ley de Herodes, que resume el clásico refranero mexicano: “O te chingas o te jodes”.
Y viene a cuento el ejercicio de memoria porque 18 años después, una vez que ya experimentamos la alternancia en el poder presidencial, la transición democrática, la pluralidad en el Congreso —además de la caída y el regreso del PRI en Los Pinos— asistimos a una nueva elección presidencial frente a un México al revés, de cabeza. ¿Por qué?
Porque apenas han pasado 18 años de la caída del PRI y de nuevo está presente la censura previa contra un documental que exhibe al México del populismo del nuevo siglo en América Latina; mismo populismo que vivimos en el México de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo.
Lo más curioso —y verdaderamente trágico— es que en 2018 la censura no viene del gobierno federal, en manos del PRI, sino de la dizque izquierda de Morena, en donde casualmente se refugió lo peor del viejo PRI, los herederos del populismo de los años 60 y 70; los mismos que a finales del siglo pasado censuraron la Ley de Herodes, con la complicidad de la derecha del PAN.
Lo curioso es que en 1999 la censura previa impuesta por el PRI a la Ley de Herodes fue parte de la campaña para impedir la derrota del viejo PRI, a manos del PAN de Vicente Fox, quien amenazaba con ganar la elección, que al final ganó.
Y más curioso resulta que hoy, los que se oponen a que se difunda el documental sobre el populismo, son los que las encuestas colocan como punteros, a pesar de que su propuesta fundamental es el regreso al México de los tiempos de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo.
¿Por qué en 1999 el PRI censuró la Ley de Herodes?
Porque sabía que si los votantes despertaban a la realidad del viejo partido decadente, perderían votos que los podrían llevar a perder el poder presidencial.
¿Por qué en 2018 Morena y su candidato presidencial, AMLO, censuran el documental sobre populismo; por qué ocultan que toda su claque de AMLO, es la misma que adora a Hugo Chávez, a Fidel Castro, a Nicolás Maduro y al dictador de Corea del Norte?
La censura regresó porque AMLO, Morena y sus leales saben que si los votantes despiertan a la realidad populista —que llevará a México a los años 60 y 70—, descubrirán que Morena y AMLO quieren llevar a México a una dictadura como las de Chávez y Castro.
A finales de 1999 y principios del año 2000, la sociedad obligó a la difusión de La Ley de Herodes, a pesar de la censura oficial. ¿Obligará la sociedad a la difusión del documental sobre el populismo de AMLO?
¡México de cabeza!
Al tiempo.