Al día de hoy, no se sabe quién creó la primera criptomoneda; se sabe que el inventor se hacía llamar Satoshi Nakamoto en diversos foros de internet, pero su identidad es un misterio, rodeado de múltiples teorías y conspiraciones. Se conocen diversos mensajes que envió al inicio: "He desarrollado un nuevo sistema abierto, par-a-par, electrónico, llamado Bitcoin. Es completamente descentralizado… (11-02-2009).
Se ha especulado que podría ser un grupo de personas o bien la CIA de los Estados Unidos o bien Hal Finney, el primer receptor de una transacción de Bitcoin en la historia: "¡Veo que me has enviado un pago, gracias!" (12-01-2009) Pero sólo son especulaciones.
Lo que sí se conoce es el registro de cada una de las transacciones de Bitcoin que se han realizado, desde su comienzo hasta este momento. Se conocen las carteras electrónicas (wallets) de los emisores y se conocen las carteras electrónicas de los receptores de cada una de esas transacciones. Se conoce la cantidad de carteras electrónicas de Bitcoin que hay en el mercado. Se conoce la cantidad de Bitcoin que cada una de esas carteras contiene. Se conocen las estadísticas del movimiento diario, mensual, anual del cúmulo de carteras electrónicas de Bitcoin en el mundo. Se sabe que los propietarios de las carteras más nuevas son las que más rápido venden cuando se dan las estrepitosas caídas de precio de Bitcoin. Se sabe que los propietarios más experimentados raramente venden sus Bitcoin. Se conocen las carteras electrónicas de las casas de intercambio de criptomonedas (los llamados exchanges) y el volumen de activos virtuales que manejan.
¿Cómo se sabe todo esto? Muy fácil; porque la tecnología subyacente de Bitcoin es algo llamado el Blockchain (cadena de bloques), y el Blockchain muestra todo lo que he descrito. El Blockchain es un registro público de todas las transacciones de Bitcoin; cuando se llena el espacio computacional de un bloque, éste se sella y se crea un nuevo bloque, y así sucesivamente (por eso el nombre, cadena de bloques). Cualquiera puede verificar por internet el Blockchain de Bitcoin; ahí se puede verificar las transacciones de todos los usuarios de este sistema en el mundo.
Lo mismo sucede con otras criptomonedas. Ether, la segunda criptomoneda más grande por capitalización de mercado en el mundo (por ahora), también está basada en la misma tecnología Blockchain. Esta criptomoneda fue creada por Vitalik Buterin a sus 19 años (2013). Etherscan, la página donde se observa el Blockchain de Ether, muestra todas sus transacciones, igual que en el caso de Bitcoin. De hecho, no sólo se puede observar el saldo de Ether de una cartera electrónica sino el saldo de todas las demás criptomonedas colgadas de la plataforma de Ether, incluyendo Compound, Aave y Chainlink, líderes del movimiento DeFi (finanzas descentralizadas), así como los NFT’s (tokens no-fungibles) que el dueño de esa cartera posea.
Y no, no se requiere orden judicial o requerimiento del Ministerio Público para observar esa información. No se requiere tampoco una solicitud de asistencia jurídica internacional a otro país para obtener esos datos valiosos. Esa información está a la vista de todos.
El Blockchain no solamente puede contener información de transacciones sino otro tipo de datos (públicos o privados), como identidades digitales, actos jurídicos, contratos inteligentes, registro de propiedades, marcas y cualquier otra información que alguien decida integrar. Y esa información es inalterable e incorruptible. Dado que se incrusta en un registro público completamente descentralizado, no es factible su alteración por un tercero; nadie controla esa información y, por tanto, no se puede sobornar a un intermediario que la maneje, como sucede en otro tipo de registros. Recuerda al viaje de Ulises por la Isla de las Sirenas, en el cual decide ser atado en el mástil del barco para no caer en las tentaciones de las sirenas que lo llevarían a un destino fatal. El Blockchain ata las manos de cualquier individuo que pretenda alterar el sistema, pues cada bloque deber ser validado por más del 50 por ciento de los participantes, utilizando criptografía de por medio.
Algunos, erróneamente asumen que las criptomonedas son la herramienta ideal para el criminal económico. Como se puede ver, están equivocados. No sólo son rastreables todas las transacciones, sino que se puede saber quién es el dueño de una cartera electrónica con la ayuda de herramientas de identificación de IP y otras indagatorias ingeniosas. Estúdiese el caso de Ross Ulbricht, el fundador y líder del imperio Silk Road, una plataforma para la venta de narcóticos, armas y otros productos ilícitos adquiridos con Bitcoin. Ulbricht fue sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos por lavado de dinero y otros crímenes federales.
Bien dijo John F. Kennedy en un discurso en 1962: toda tecnología carece de una conciencia propia; si la tecnología se convertirá en una fuerza del bien o del mal depende enteramente del ser humano.
Hace unos años en Italia hubo un hack multimillonario en contra de un exchange; los ciberdelincuentes robaron 534 millones de dólares de una criptomoneda llamada XEM. Momentos después, las criptomonedas robadas habían sido etiquetadas o pintadas, como si se usara un marcador fosforescente en el ciberespacio; así, cualquiera puede ver los movimientos de esas criptomonedas. Prueba de ello es que el año pasado dos personas fueron detenidas en Japón por tratar de comprar algunas de esas criptomonedas que eran producto del delito. De hecho, existen empresas que han desarrollado software especial para rastrear transacciones de criptomonedas de manera automática en el Blockchain: Chainalysis y CipherTrace, por nombrar algunas. Estos programas sirven a las autoridades para ‘seguir el dinero’ en cualquier investigación criminal e identificar a los beneficiarios finales del delito.
¿Realmente nadie sabe quién es o fue Satoshi Nakamoto? El tiempo lo dirá. Como dijo en su último mensaje antes de ‘desaparecer’ de la faz de la tierra: "Hay más trabajo por hacer…" (12-12-2010).
*Director general de Control Procedimental. Subprocuraduría Fiscal Federal de Investigaciones. Procuraduría Fiscal de la Federación