T-MEC ¿candil del conflicto colectivo...?

  • Opinión fundada
  • Ricardo Corona

Ciudad de México /

Todo plazo tiene su fecha de cumplimiento y ahora es turno del T-MEC. El acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos que entró en vigor el pasado 1 de julio, el cual busca mejorar las condiciones de competitividad de una región con poco más de 400 millones de habitantes y que representa el 16% del comercio mundial.

Dentro de sus capítulos, incluye uno vinculado al estado de derecho en materia laboral, cuyo objetivo es promover y respetar los derechos laborales y las condiciones de trabajo con un enfoque preponderantemente colectivo. Sin embargo, para que México pueda mirarse de tú a tú con sus contrapartes, su justicia laboral deberá funcionar adecuadamente dentro y fuera de casa, no nada más con las visitas. Lo anterior, motiva a formular preguntas como ¿cuánta gente podría quedar desprotegida en México a pesar del T-MEC?

Durante las últimas décadas, las cifras de justicia laboral mexicana han mostrado, por una parte, que los conflictos individuales de 1991 a 2018, pasaron de 63,774 a 226,886 y acumularon un total de 4,278,711. Por otra parte, que los conflictos colectivos pasaron de 4,701 a 1,014 y acumularon un total de 44,669. En los conflictos individuales de 2018, el 88.1% fue por despido injustificado (algo que suena familiar a partir del pandémico segundo trimestre de 2020), mientras que, en los colectivos, el 61% se debió a problemas con la titularidad del contrato colectivo (algo que también suena familiar en términos del esfuerzo que hoy se realiza para implementar la reforma laboral de 2019). La evidencia es contundente, los conflictos individuales van a la alza y colectivos a la baja. Un acuerdo se fortalece cuando hay condiciones de certeza. Hoy, ante una pandemia como la que se vive, con esa caprichosa curva que ha hecho quedar pésimo a quienes tratan de domarla, también ha ocasionado millones de situaciones laborales que necesitan de justicia laboral para ambos factores de la producción, pertenezcan o no a los sectores o tipo de relación laboral descritos en el Tratado. Hoy, el país está implementando la reforma laboral, una de las más ambiciosas de su historia reciente, aunque con temores fundados tras la reciente y fallida implementación de otras reformas. Gran parte de ese esfuerzo ha sido impulsado por el Tratado y ese impulso deberá ser aprovechado para mejorar también las condiciones individuales de trabajo. Que el T-MEC no sea en México el candil de lo colectivo y la oscuridad de lo individual ante un tsunami de demandas ciudadanas por una justicia laboral que se avizora para los próximos meses.

* Abogado especialista en análisis de políticas públicas en materia de justicia y estado de derecho.

ricardo.corona@koalsulting.com

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