De Puebla del Palmar a Palacio Nacional

Ciudad de México /

Para alguien que inició en el servicio público como regidor municipal, hace 42 años, llegar a ser incluido como aspirante a la candidatura presidencial del movimiento social y político más importante en la historia reciente del país, Morena, es un verdadero honor y un gran compromiso de servicio que sabré enaltecer.

Nací y crecí en un rancho familiar, Puebla del Palmar, en el semidesierto zacatecano, justo donde el clima árido y adverso obliga a uno a resistir y a valorar la adversidad como una compañera de la vida cotidiana.

Desde aquella población, Palacio Nacional se veía como un sueño distante, pero no difícil de alcanzar.

Me tocó pertenecer a una generación que creía en el esfuerzo, en la tenacidad y en la preparación para hacer del servicio público precisamente eso, una oportunidad de servir a las y los demás.

Tres veces diputado, tres veces senador, gobernador a los 38 años; desde que vendía “leche de a litro”, casa por casa, vi siempre en el estudio y en la preparación profesional el complemento para ser una mejor persona, un mejor ciudadano y un mejor servidor público.

No me equivoqué. Encontré en la abogacía y en la docencia las mejores aliadas para practicar el noble oficio de la política, en el sentido griego y romano del término: entregarse a la polis, al publicus, al próximo a ti, es decir, al prójimo.

Fundador de Morena, compañero de lucha del presidente AMLO y promotor de las causas más sentidas de la 4T (combatir los privilegios, las desviaciones y las corruptelas del poder), ser incluido entre las cuatro personas aspirantes a la candidatura presidencial es la culminación de un historia de vida colectiva. Un reconocimiento a las y los compañeros que han caminado conmigo todos estos años.

En atención a los tiempos legales, por ahora no se elegirá una candidata o un candidato a la Presidencia de la República como tal, sino al “coordinador o coordinadora de la defensa de la transformación”. Esto antepone la función sobre la personalidad. Quien sea electa o electo para ocupar esta figura clave en el movimiento deberá cumplir en todos los terrenos (político, social, económico y, en su caso, electoral) los postulados de la cuarta transformación: no mentir, no robar, no traicionar al pueblo.

Creo que el método para seleccionar a esta figura, mediante una encuesta, es el menos aventurado y peligroso para un movimiento que será sometido a todo tipo de ataques y pruebas una vez que inicie formalmente el proceso electoral de la sucesión presidencial.

El hecho de que habrá cinco encuestas midiendo lo mismo reduce el riesgo de la parcialidad o la manipulación de este ejercicio. Cada aspirante tendrá la oportunidad de proponer sus encuestadoras y sus representantes ante la Comisión Nacional de Encuestas.

La respuesta clave a la pregunta clave (¿Quién desea usted que sea la o el coordinador de la defensa de la transformación?) será depositada en una urna sellada, y la persona encuestada tendrá el folio correspondiente a su participación. Podrán equivocarse una o dos encuestadoras, pero no tres ni cinco. Este procedimiento reduce el riesgo de cualquier intento de fraude o malversación de resultados.

Cuando de niño me perdía entre el bosque de palmas del semidesierto, las estrellas me ayudaban a encontrar el camino. Hoy las encuestas serán la brújula para ubicarme y caminar por la ruta correcta. 


  • Ricardo Monreal Ávila
  • ricardomonreala@yahoo.com.mx
  • Coordinador de los senadores de Morena y presidente de la Jucopo / Escribe todos los martes su columna "Antilogía" en Milenio Diario
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.