… están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio
Mario Benedetti, poema “Desaparecidos”
El hallazgo en el rancho de Teuchitlán, Jalisco, es uno de los episodios más desoladores y reveladores de la tragedia de las desapariciones en México, una negra realidad que ha oscilado entre la invisibilidad de las víctimas y sus familias y la imbecilidad de quienes buscan ocultarla, minimizarla o negarla.
Como ejemplo de esto último, recuerdo aquella declaración del Procurador General de la República, en la década de 1970, Óscar Flores Sánchez, quien, al ser cuestionado sobre los desaparecidos de la llamada Guerra Sucia, contestó: “¡Cómo quiere usted que yo sepa donde están los desaparecidos, si precisamente por eso se les llama de-sa-pa-re-cidos, porque nadie sabe dónde están!”.
Asegurado desde el año pasado por las autoridades, el rancho Izaguirre reveló el horror de lo que guardaba hasta que entraron a sus entrañas las madres buscadoras. Con sus tres hornos crematorios, huesos calcinados y cerros de zapatos, prendas de vestir y mochilas de viaje, este sitio es un golpe de realidad que nos obliga a todas y a todos a preguntarnos cómo llegamos a este punto de barbarie.
Hoy sabemos, con alto grado de certeza, que al menos el Estado, como entidad colectiva, no es el autor de estos genocidios, como sí lo fue durante las últimas tres décadas del neoliberalismo económico. Pero eso no es ningún consuelo, porque la negra realidad de las desapariciones continúa como un cáncer social. Hoy los autores de las desapariciones son grupos privados delincuenciales, movidos no por una ideología o una doctrina sectaria, sino por el puro y descarnado afán del botín económico, de la violencia como fuente originaria de obtención y acumulación de riqueza en un sistema de capitalismo salvaje, donde las y los jóvenes son las principales víctimas.
Así como las colectivas de mujeres visibilizaron y avanzaron para hacer del feminicidio el principal enemigo por vencer, hoy los colectivos de madres buscadoras están logrando hacer que tomemos conciencia del juvenicidio como la principal amenaza que se cierne sobre nuestro país.
¿Cuántos ranchos Izaguirre hay en México? La pregunta no debe sólo preocuparnos, sino ocuparnos, para responderla con datos duros, ciertos, reales. Por ello, es de reconocer la iniciativa de la Presidenta Claudia Sheinbaum para enfrentar esta realidad negra de las desapariciones y personas desaparecidas en el país.
Realizará seis acciones: 1. Fortalecer la Comisión Nacional de Búsqueda, a fin de ampliar su capacidad de respuesta y resolución; 2. Enviar al Congreso dos iniciativas de ley, para consolidar el certificado único de identidad de las personas y crear la base única o nacional de información forense; 3. Incorporar en la ley nuevos protocolos de búsqueda inmediata de personas, sin esperar el lapso de 72 horas; 4. Equiparar el delito de desaparición forzada con el de secuestro y homologar las penas correspondientes; 5. Publicar en forma mensual las cifras de carpetas de investigación sobre desapariciones, y 6. Fortalecer a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, para apoyar a las familias de personas desaparecidas y no localizadas.
Una tragedia tan larga no puede ni debe tardar en atenderse desde su raíz.