Ayer 23 de junio se cumplió el primer centenario de la Toma de Zacatecas, la crucial batalla militar y política que en siete horas definió no solo el curso de la Revolución mexicana, sino también la correlación de fuerzas al interior de los grupos revolucionarios.
La conmemoración impone una evaluación de lo que significó este evento en Zacatecas a cien años de distancia.
La Revolución mexicana pasó por la entidad, tomó fuerza en las batallas de los cerros de La Bufa y del Grillo (con una de las cuotas de sangre más alta del movimiento), pero no regresó a Zacatecas en forma de crecimiento, bienestar y progreso. No al menos en el grado de desarrollo y transformación regional que la revolución norteña reportó a entidades colindantes como Nuevo León, Coahuila, Aguascalientes y San Luis Potosí.
El centenario se cumple en un ambiente nacional de atonía económica y desigualdad social, que en Zacatecas se refleja de manera más aguda. El reporte de Banamex sobre los Indicadores regionales de actividad económica 2014 (IRAE) resume la situación:
“…estimamos que siete entidades federativas registraron tasas de crecimiento negativas en su PIB durante 2013. Destacan los casos de Chiapas, Tabasco y Zacatecas con caídas de alrededor del 3%... La economía del estado estuvo caracterizada por una caída en el sector secundario (construcción y manufacturas), estancamiento de las actividades agrícolas y avance marginal de algunas actividades terciarias, aunque con caídas en el sector comercial (las ventas al menudeo cayeron al mismo ritmo que el promedio nacional (-0.3%). Adicionalmente, consideramos que la recuperación de los ingresos por remesas del extranjero en la entidad (2.6% con respecto a 2012 y comparadas con el -3.8% del promedio nacional) contribuyeron a compensar parcialmente el bajo crecimiento del empleo formal en la entidad, 2.5% vs. 3.5% del promedio nacional”.
El reporte identifica también el endeudamiento público de los últimos años como uno de los factores de estancamiento, ya que su saldo representa 78% de las participaciones federales.
Respecto a la desigualdad prevaleciente, el “Informe de pobreza y evaluación de Zacatecas 2012”, del Coneval, concluye que respecto a las 32 entidades, Zacatecas ocupó el lugar seis en porcentaje de población en pobreza y el 12 en porcentaje de población en pobreza extrema. Por lo tanto, “se ubica dentro de las 10 entidades con mayor pobreza en el país”.
En 1800, la ciudad de Zacatecas figuraba entre las cinco más importantes de la Nueva España, después de la Ciudad de México, Guadalajara, Puebla y Guanajuato. Incluso, en términos de tributación, llegó a ser la segunda más importante de la Colonia, por sus envíos de oro y plata a la Corona española.
Un siglo después, en los tres primeros censos de población del país (1895, 1900 y 1910), el estado de Zacatecas ocupó los lugares 11, 12 y 13 a nivel nacional. Hoy, de acuerdo con el último censo económico, se ubica en el lugar 27 por su aportación al PIB nacional y en el 28 per capita, a pesar del esfuerzo y la iniciativa de contados gobiernos locales en los últimos cien años.
Así que no hay mucho que festejar, y sí muchas batallas que seguir librando en la entidad que siempre ha estado presente en los momentos clave del país.
Tiene dos situaciones a su favor. Por un lado, su bono demográfico, es decir el momento de mayor crecimiento de su población joven y en edad de trabajar, se presentará precisamente en los próximos ocho años (2014-2021), según Conapo. Pero es un bono que necesita abono en términos de educación, salud y empleo. Después de estos años no habrá otra oportunidad.
El segundo factor es la zacatecanidad de su población. Es decir, el apego a la tierra, el cultivo al origen y el respeto a las raíces locales, en un mundo permeado por la migración intensa, la transformación continua del entorno económico y la adopción de cambios políticos institucionales relevantes.
Gracias a este sentido y cultivo de la identidad, Zacatecas es una veta de hombres de cantera y mujeres de plata que han puesto su huella en la Independencia, en la Reforma, en la Revolución, así como en la cultura y en las artes universales.
Mantener, renovar y reforzar esta vinculación entre lo local, lo nacional y lo global es el desafío de la próxima Toma de Zacatecas.
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