El viernes 6 de septiembre de este año se celebró el convenio político clave para que Morena y sus aliados arrasaran con el Poder Judicial Federal.
El senador propietario, Miguel Ángel Yunes Márquez, y el senador suplente, Miguel Ángel Yunes Linares, se reunieron con el líder de la bancada morenista en la Cámara Alta, Adán Augusto López, para intercambiar favores indecentes.
El negocio propuesto fue el siguiente: si Yunes, el joven, traicionaba al electorado y al partido que lo apoyaron durante la elección previa, Adán Augusto se encargaría de hacer desaparecer las investigaciones y las órdenes de aprehensión que pesaban sobre tres integrantes de la familia Yunes.
El lunes 9 de septiembre se cumplió la primera parte del acuerdo: Yunes hijo se apartó momentáneamente del cargo para que Yunes padre hiciera uso de la tribuna. Ahí, el exgobernador apuñaló al panismo que estúpidamente lo apoyó en sus aspiraciones.
Luego, el viejo devolvió la tribuna para que su hijo traicionara las promesas de campaña.
Casi tres meses después, se honró la segunda parte del acuerdo mafioso: un juez de Veracruz se prestó al juego de la política al cerrar el expediente seguido contra Yunes Márquez por presunto fraude.
Igual se volvió instrumento de este intercambio inmoral la Fiscalía General de la República (FGR), quien echó marcha atrás a la solicitud que antes hubiera realizado al gobierno de Estados Unidos para que Yunes hijo fuese extraditado a México, en caso de que se atreviera a pisar suelo vecino.
Falta por averiguar si también desaparecieron las acusaciones en contra de Fernando Yunes, el otro hijo del ex gobernador, sobre quien flotan señalamientos por daño patrimonial, cometidos durante el periodo en que fue munícipe del puerto de Veracruz.
También queda pendiente saber si la FGR tiró por el cubo de la escalera las órdenes giradas contra Yunes padre por delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito. Los argumentos de la denuncia habrían sido proporcionados por la periodista Lydia Cacho, quien afirma que el ex gobernador participó como cabeza en una red de trata de personas.
Zoom: Repito la pregunta expresada en esta misma columna a principios de septiembre: ¿Para eso quieren el control del Poder Judicial Federal, para someter a quien se les oponga?