La falta de información lleva a especular. No hay por qué pedir perdón por ello. Ayer por la mañana el banco estadunidense Citigroup tomó la decisión de no venderle a Grupo México su filial mexicana Citibanamex.
Hasta la semana pasada la operación estaba pactada e iba viento en popa. Sin embargo, en el camino ocurrió la decisión del gobierno mexicano de revertir la concesión que Grupo México, encabezado por Germán Larrea, tiene sobre las vías férreas que arriban al puerto de Coatzacoalcos.
Podrían suponerse dos hechos aislados, pero la coincidencia hace levantar la ceja. El principio de la navaja de Occam lleva a suponer que la explicación más sencilla sea la más próxima a la verdad.
La intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador en uno y otro tema podría ser el nexo causal que explique la cancelación de la venta.
El Presidente fue vocal en las condiciones impuestas respecto de la venta de ese banco: que no se cerraran sucursales, que el capital mayoritario tenía que ser mexicano, que el patrimonio cultural original de Banamex debía quedarse en México, etcétera.
Más allá de lo sensatas que pudieran ser las condiciones arrojadas sobre el tapete por el Ejecutivo, habrá resultado un tanto extraño a los accionistas de Citi que el gobierno metiera tanto la nariz en el asunto.
La especulación lleva a suponer tres posibles escenarios que explicarían la cancelación:
1) A Citigroup le produjo temor ligarse a un grupo económico mexicano, el encabezado por Larrea, que anda en tantas complicaciones con el presidente López Obrador.
2) Después del pleito por el ferrocarril a Larrea le pareció que no era momento de hacer una adquisición tan riesgosa y retiró discretamente la oferta que había hecho a Citigroup.
3) Que Citigroup y Grupo México hayan decidido aplazar la transacción para finales del año próximo, cuando Andrés Manuel López Obrador no tendrá posibilidades de influir de manera tan determinante en la operación.
Zoom: en cualquier caso, es un problema para los usuarios de Citibanamex que esta institución financiera vaya a vivir un año más en el limbo, de aquí a que se venden sus acciones como pedacería, o bien a que se retome la operación original de la compra.