Tal como está redactado, es una tontería mayor el proyecto de ley que pretende extinguir 109 fideicomisos creados por la Federación en distintas épocas y por distintos motivos.
No solo la oposición está consciente de la barbaridad, los diputados más sensatos de la mayoría coinciden con el despropósito. Solo así se explica el doble espectáculo del viernes pasado en la Cámara baja. Tan no hay cohesión en la bancada de Morena que, a pesar de que este partido cuenta con la mayoría, no logró quorum para aprobar en lo general la iniciativa. De los 251 diputados que habrían hecho falta, únicamente había 222.
El segundo espectáculo fue la reserva que los legisladores hicieron sobre cada uno de los 400 artículos de la pretendida ley. Quizá, nunca en la historia parlamentaria mexicana una pieza legislativa había sido encorchetada —crucificada— de esa manera.
Ambos hechos desnudan el dilema que tiene atrapados a los legisladores. Combatir este proyecto de ley no implica en modo alguno complicidad con las corruptelas o la opacidad que en el pasado fueron posibles gracias a algunos de esos fideicomisos. Varios de ellos sirvieron, en efecto, para malversar con el dinero público.
Sin embargo, hay evidencia de sobra para defender otros fideicomisos cuya naturaleza y misión han sido bondadosas. Se trata de aquellos utilizados como vehículo para desarrollar proyectos de ciencia y tecnología, para asegurar la continuidad de las becas para estudiantes, para enfrentar desastres naturales o para permitir la inversión mixta entre actores públicos y privados.
Mañana martes es la siguiente cita parlamentaria para debatir sobre el tema.
Cabe esperar que, ahora sí, se apruebe en lo general el nombre de la ley. Pero será un cascarón vacío hasta que no se desahogue la discusión sobre cada una de las 400 reservas.
Roguemos porque la inteligencia triunfe esta vez sobre su adversaria. Es todavía posible que la ley sirva para cerrarle la puerta a la corrupción y, a la vez, para que cada fideicomiso sea regulado a partir de sus propios méritos.
Zoom: Si la mayoría decide cohesionarse alrededor de la extinción de los fideicomisos, confirmaremos que la estupidez también puede legalizarse.
@ricardomraphael