Sorpresivamente Morena y sus aliados difirieron la discusión de la reforma eléctrica para abril de 2022.
Hipótesis para explicar esta decisión hay muchas: ¿la división dentro del partido gobernante puso en riesgo su aprobación? ¿Fue mucho lo que pidieron las bancadas del PRI y del Verde Ecologista a cambio de apoyarla? ¿Alarmaron las declaraciones del embajador de EU en México, Ken Salazar, a propósito de las preocupaciones que tal iniciativa despierta en la Casa Blanca?
Quizá haya algo de todo esto detrás del aplazamiento. Sin embargo, las razones expuestas por los líderes parlamentarios de Morena suenan más pertinentes. El partido en el gobierno —es decir, el presidente Andrés Manuel López Obrador— decidió aguardar los resultados de la revocación de mandato antes de continuar con esta pelea.
No debería inferirse con ello que el resultado de la votación de la reforma eléctrica fuese a tener un impacto negativo sobre la revocación, sino que, para poder utilizar la iniciativa como elemento de campaña, es crucial que el expediente permanezca abierto.
El tema energético ha sido clave en la carrera política del Presidente. Sin la toma de los pozos petroleros y las indemnizaciones a los campesinos de Tabasco, en los años noventa, López Obrador no se habría convertido en líder nacional del PRD.
Sin la movilización en contra de la reforma energética de Felipe Calderón muy probablemente no habría conseguido ser nominado, por segunda ocasión, como candidato presidencial perredista para 2012.
En la misma vena, sin el movimiento que encabezó en contra de la reforma energética de 2013 no habría logrado conseguir el número de firmas y de asambleas que dieron el registro a Morena como partido político nacional.
El Presidente sabe que la disputa por la energía magnetiza a los suyos para luego movilizarlos políticamente.
Ciertamente Morena y el mandatario necesitan de la reforma eléctrica para que el ejercicio de la revocación de mandato sea exitoso.
Zoom: Si la revocación va bien, la reforma eléctrica será un hecho consumado. En cambio, si este ejercicio democrático lastima la popularidad presidencial, la iniciativa podría descarrilarse.
@ricardomraphael