'Los Ardillos' y el asesinato del normalista

Ciudad de México /

Hace más de una década que el grupo criminal conocido como Los Ardillos mantiene control político y policial sobre varios municipios de Guerrero, entre ellos hay que contar el ayuntamiento de Tixtla.

Nadie entra ni sale de esa población sin que sus halcones reporten los movimientos. Identifican bien si se trata de un lugareño o de un visitante, de un amigo o de un disidente.

Hace tiempo que Los Ardillos no disputan ese municipio con Los Rojos. Tixtla lleva rato escriturada sólo a su nombre.

En este contexto de administración territorial resulta poco creíble que los agentes responsables de asesinar a Yanqui Kothan Gómez Peralta desconocieran que él y sus compañeros eran estudiantes de la normal Isidro Burgos.

Los Ardillos y los normalistas sostienen una relación conflictiva. En julio del año pasado, en las cercanías de esa institución educativa, apareció muerto el alumno Marco Antonio Benegas Cortés. Entonces se supo que Los Ardillos le quitaron la vida como represalia porque la escuela había expulsado a dos de los suyos.

No hay quien pueda detener esta disputa porque, además de la policía, las presidencias municipales, atravesando la burocracia estatal y hasta quienes ocupan un asiento en el Congreso local, se subordinan a los intereses de esta organización de delincuentes.

La exhibición más escandalosa del poder que tienen sobre las autoridades ocurrió, también el año pasado, cuando la presidenta municipal de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, fue grabada en reunión amistosa con Celso Ortega Jiménez, líder de esta organización.

Desde esta perspectiva no sorprende que agentes de la corrupta policía local hayan disparado sin argumento contra los tres jóvenes normalistas, tampoco que hayan intentado ocultar el cuerpo sin vida de Yanqui Kothan, así como la camioneta en que él viajaba, ni que a los asesinos, en vez de privarles de la libertad, se les haya hospedado con privilegio dentro del cuartel de policía; aún menos que el comandante de más alto rango en esa instalación de la secretaría estatal de Seguridad haya permitido que el homicida se fugara con el pretexto de que imperiosamente debía salir a comprar cigarros.

Zoom: no abandonaremos la era de la ingenuidad hasta que entendamos que la policía mexicana no es estúpida sino muy corrupta.


  • Ricardo Raphael
  • Es columnista en el Milenio Diario, y otros medios nacionales e internacionales, Es autor, entre otros textos, de la novela Hijo de la Guerra, de los ensayos La institución ciudadana y Mirreynato, de la biografía periodística Los Socios de Elba Esther, de la crónica de viaje El Otro México y del manual de investigación Periodismo Urgente. / Escribe todos los lunes, jueves y sábado su columna Política zoom
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