Puestos a elegir, hoy se me antoja que todo nombramiento pase por las urnas. ¿Por qué solamente las personas consejeras del Instituto Nacional Electoral (INE) o quienes ocupan una magistratura en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)?
Ya que el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió la imaginación, creo que, debido al enorme poder que hoy tienen en México, deberían pasar por las urnas los nombramientos de quienes sean titulares de la Defensa Nacional y también de la Marina.
En ninguna democracia tanta concentración de poder habría de quedar en manos de un individuo que no obtuviera su encargo a partir de la voluntad directa y soberana del pueblo.
Encarrilados en esta misma dirección, también deberían ser sometidos como puestos de elección popular los cargos de secretario de Hacienda, Seguridad Ciudadana y, ¿por qué no?, también de Gobernación.
Igualmente deberían enfrentarse a las urnas las direcciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex). El presupuesto y el poder que estas empresas paraestatales aún mantienen es demasiado como para que los dejemos pasar de largo sin subordinarse al mandato popular.
Que todo, absolutamente todo cuanto sea posible, se vaya a la papeleta. Que las urnas definan sin piedad. Que el poder ciudadano se exprese sin ataduras.
Me imagino una gran elección nacional, cada tantos años, para votar esta lista de cargos y otra que no se me ocurre aún. También me entusiasmaría que, cada cuatro años, la Constitución prevea un mecanismo de revocación de mandato, por aquello de que el desempeño de estos funcionarios no nos guste.
Iremos felices a las urnas para revocarle el mandato a los titulares de Defensa, Marina, Gobernación, Seguridad, la CFE, Pemex y un largo etcétera que incluya a las personas consejeras y magistradas del INE y del TEPJF.
Sería un ejemplo mundial de democracia participativa y también la sepultura de cualquier otra forma de representación.
Zoom: inspirado en los mecanismos del partido Morena, que sustituyó el voto de sus militantes por las encuestas secretas, optaría por que la democracia participativa delegue a las casas encuestadoras el problema de resolver quién se queda con cada cargo.
Ricardo Raphael
@ricardomraphael