Tiene todo el derecho a perseguir una carrera pública. La pregunta relevante es otra: ¿cuenta Andrés Manuel López Beltrán con méritos propios para ser secretario general de Morena, la primera fuerza política del país?
En la filosofía budista robar significa tomar algo que no ha sido entregado libremente. En este caso el precepto viene a cuento: si no fuera su padre quien es, ¿tendría Andy, como se conoce entre los suyos, credenciales propias para ocupar un cargo tan encumbrado?
Llamó mucho la atención, en junio del año pasado, cuando Marcelo Ebrard anunció que de llegar a Palacio Nacional nombraría a Andy como titular de una nueva secretaría denominada de la cuarta transformación.
¿Tan importante fue este personajes para la sucesión que su eventual incorporación al gabinete se convirtió en una propuesta destacada de campaña?
Más recientemente, mientras se debatía la reforma judicial, Andy movió las piezas que eran necesarias para subirse alto en la jerarquía de la vida partidaria, junto con su amiga Luisa María Alcalde: está decidido a competir, (sin competencia), por el cargo que en breve dejará vacante Citlali Hernández.
De conseguir lo que está buscando, Andy tendrá que aprender a operar bajo la luz potente de los reflectores públicos. Antes, todo cuanto hizo ocurrió tras bambalinas: los nombramientos de sus amigos en puestos electivos y partidarios, locales y federales, o en cargos clave de dependencias como el IMSS, Cofepris, Aduanas o la ayudantía de su padre.
Tampoco hubo publicidad a propósito de las diligencias difíciles que debió emprender para proteger a sus hermanos José Ramón y Gonzálo de las amenazas, las denuncias y los embates experimentados por el clan familiar, incluso desde fuera del país.
Dada su filiación, la secretaría general de Morena será el primer escalón de una carrera que promete ser fulgurante. Evidencia de ello es que, aún sin haber sido siquiera nombrado dirigente de Morena, hay quien ya lo candidatea como presidenciable para 2030. En concreto, su tío de cariño, Félix Salgado Macedonio, que la semana pasada lo propuso como sucesor de Sheinbaum.
Zoom: Andrés se va y Andy llega. Nadie miente a propósito de la continuación de la dinastía. No es un tema de derechos políticos del heredero, la cuestión es que dentro de Morena no habrá quien cuente con libertad para oponérsele.