La odisea del Cobalto-60

  • Sentido común
  • Ricardo Sánchez

México /

Todo comenzó en la ciudad fronteriza de Tijuana, en donde Valentín Escamilla, chofer de transporte pesado salió con su acompañante el 28 de noviembre hacia el Estado de México con la consigna de entregar una cápsula en el Instituto Nacional de Investigación Nuclear, ubicado Maquixco, Estado de México.

No era cualquier entrega. Era Cobalto-60, un potente material sintético que es utilizado por la industria médica para esterilizar equipos y hacer radioterapias en el tratamiento contra el cáncer, entre otros usos. El problema fue que a dos personas se les hizo fácil amagar al chofer del camión, lo llevaron a un terreno baldío, lo ataron de pies y manos y se llevaron el camión junto con la carga, sin saber que en las próximas horas serían motivo de alertas sanitarias y escándalo en la prensa mundial por el robo de material radioactivo.

El mismo día del robo se dio a conocer la noticia por parte de las autoridades del estado de Hidalgo, quienes en un principio dijeron que por “motivos de jurisdicción” habrían de dejar la investigación a la Procuraduría del Estado de México, cosa que no les funcionó porque siguió siendo Hidalgo quien daba los pormenores de las investigaciones.

Fue todo un día de zozobra entre las autoridades sanitarias y de seguridad por la incertidumbre de que quienes robaron el material radiactivo podrían hacer mal uso de él y hasta fabricar bombas sucias, que ya en términos jurídicos podría tratarse hasta de terrorismo, y por eso, la PGR atrajo las investigaciones por tratarse de un delito de orden federal y por suponer lo peor para la seguridad de los mexicanos. Así que la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas fue quien se hizo cargo desde ese momento. Por su cuenta, Estados Unidos también comenzó a buscar el dichoso camión radiactivo dentro de su territorio. Por si las dudas.

Sin embargo, las investigaciones no duraron mucho tiempo, fue cuestión de horas cuando la historia de posible terrorismo en el país, que comenzaba a cautivar al mundo, dio un vuelco inesperado. Dos días después del robo, el camión más buscado por las autoridades del país fue encontrado en el municipio de Hueypoxtla, Estado de México. Y las autoridades confirmaron lo que temían. El material radiactivo había sido sacado del blindaje que lo cubría. Aunque pocos minutos después lo encontraron a un kilómetro de donde hallaron el camión.

Hipótesis: Los verdaderos ladrones, al enterarse de lo que habían robado abandonaron el camión con la delicada carga, y una familia de campesinos, al ver que nadie se lo llevaba decidió bajarla y llevársela a su casa para venderla como fierro viejo, sin saber lo que era en realidad. Esa familia fue llevada al Hospital General de Pachuca para su atención médica y cuando los médicos confirmaron que estaban libres de radiación se los llevaron a la Seido, en donde se encuentran todavía. Pero, ¿En verdad ellos robaron el camión? Lo dudo.


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