El terremoto García Luna

Ciudad de México /

En 2012 Tomás Ángeles Dauahare, el segundo de a bordo en la Sedena, fue arrestado por sus supuestos lazos con los Beltrán Leyva. Las pruebas habrían sido las acusaciones de un único testigo protegido apodado Jennifer, pero eso pareció bastarle a la recién nombrada procuradora, Marisela Morales. Otro satisfecho fue el presidente, quizá porque Ángeles criticaba vocalmente su guerra contra el narco, en particular después de que Calderón lo descontara luego de haberlo prevenido, con carpeta en mano, de las dudosas andanzas de su nuevo secretario de Seguridad, Genaro García Luna. Ángeles fue liberado apenas cambió el sexenio, pero nada de eso impidió que Morales fuera premiada con un consulado en Milán, con el beneplácito del flamante canciller de EPN, José Antonio Meade. A su regreso a México, en la primavera de 2019, uno de los primeros eventos públicos de la ex cónsul fue acompañar a su amigo Santiago Nieto Castillo, hoy director de la Unidad de Inteligencia Financiera bajo la T4, a recibir un reconocimiento. López Obrador, a días de haber pedido purgar a todo elemento contaminado por García Luna, mejor dijo que siempre no.

El arresto del ex secretario sucedió en Dallas, la semana pasada, una vez abiertas tres acusaciones de tráfico de cocaína —por su complicidad con El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada mientras fue jefe de la AFI, y luego secretario de Seguridad—, y una de mentirle a la autoridad —en su aplicación para adquirir la ciudadanía, donde habría escondido sus actividades delictivas—, hasta entonces mantenidas bajo reserva. García Luna se ha de haber llevado la sorpresa de su vida: esperaba en cualquier momento la conclusión del trámite para alcanzar la ciudadanía gringa, a la cual aplicó en 2018.

¿Qué llevó al otrora oficial consentido de la DEA, entrenado por el FBI y radicado en Florida, a darse tamaño banquetazo? Entre otras cosas, el juicio del Chapo Guzmán, donde Jesús El Rey Zambada habría declarado haberle entregado personalmente maletines con dos y tres millones de dólares. De allí los fiscales en el distrito este de Nueva York comenzaron a jalar una madeja que pareció confirmar lo dicho; en esa corte los casos se sustentan en mucho más que en las declaraciones de un solo informante anónimo. La ficha de arresto indica la presencia de cuantiosas evidencias y las declaraciones de “numerosos” testigos, donde el inculpado habría recibido dinero no solo del cártel de Sinaloa. De ser encontrado culpable, las penas pueden ser de 10 años a cadena perpetua.

El fiscal ha pedido mantener al acusado en prisión preventiva sin posibilidad de fianza. En la audiencia de hoy veremos qué dispone el juez antes del traslado de García a Nueva York. Vayan sacando las palomitas: si no coopera, se declara inocente y va a juicio, la información allí vertida será pública. Si decide colaborar para aminorar sus penas, se declarará culpable y la información que dé será confidencial y reservada a las fiscalías y agencias policiacas, que procederán con ella a su propio paso. De ambas formas, a la corta o a la larga, se nos va a caer medio sistema político mexicano.

@robertayque

  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis
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