La Audiencia

Ciudad de México /

Naasón Joaquín, su sobrino Joram Núñez y su madre, Eva García de Joaquín, se presentaron ayer en la sala 12A de la Corte Sur de Nueva York ante la jueza Loretta Preska, quien no es ninguna primeriza en cuanto a llevar casos delicados: antes presidió el juicio contra Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell.

El tema del día lo llevó la defensora de García de Joaquín, Priya Chaudhry: el posible arresto domiciliario con grillete electrónico y fianza de cinco millones dólares para Eva quien, según la orden de arresto, “en al menos una ocasión detuvo e inmovilizó a niños menores de edad para que Samuel pudiera violarlos”. Primero entró Naasón, con el pelo muy corto y salpimentado, un overol caqui y unas esposas atadas a una gruesa cadena que le rodeaba el cuerpo. Al final entró Eva, también esposada y en overol, pero amarillo fosforescente, y el cabello recogido en una cola de caballo negro azabache, coronada por pronunciadas raíces blanquísimas que delataban sus más de cien días de encierro.

Chaudhry abrió describiendo a García como un personaje de telenovela: una dulce abuelita octogenaria, dedicada a los pobres y a la caridad, devota cristiana que no ha perdido un día de misa desde los 17 años, tanto así que sus amorosos seguidores le llaman “hermana Eva”. La abogada siguió en lo que se escuchó como un delirio, diciendo que la acusada en modo alguno representaba riesgo de fuga, que su vida y su familia estaban en los Estados Unidos, no en México, que ella por ningún motivo traicionaría a un Dios al cual ha servido toda su vida, y a la comunidad a la que se ha dedicado, botando la fianza. Que, encima, tenía graves problemas de salud que no estaban siendo atendidos en la cárcel, donde podía caerse en cualquier momento y lastimarse. En ese punto Preska, elegantísima en su bata negra, perlas blancas y cabello pixie, la interrumpió para decirle: Señorita Chaudhry, todos podemos caernos en cualquier momento, estando en la cárcel o no.

A partir de allí todo fue de bajada. La abogada reveló un diagnóstico de Alzheimer hecho por los médicos mexicanos de cabecera de García, la doctora Xóchitl —sin apellido— y el doctor López —sin nombre—, que hacía imposible que la acusada revisara con ella su defensa y los materiales probatorios, quizá preparando un futuro alegato de locura si el agua del juicio les llegara al cuello. En su retoba los fiscales soltaron una bomba: que los médicos que viajaban constantemente con la familia de los Joaquín lo hacían para cuidar a Eva, sí, pero también para brindarle atención ginecológica a las víctimas por donde el Apóstol pasaba. También describieron la red de complicidades de LLDM con el poder, sobre todo en México, donde la Iglesia es tan impune como para intimidar testigos y secuestrar víctimas, donde se esconden los prófugos Silem Garcia, Azalea Rangel y Rosa Sosa, disponiendo para ello la familia Joaquín de recursos ilimitados fruto del lavado de dinero.

Sobra decir que Preska negó la fianza. La siguiente audiencia quedó para el 12 de marzo, y falta mucho por ver, pero parece que, en Nueva York, las víctimas van a obtener la justicia que California les negó. 


  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Milenio (Milenio Monterrey y Milenio Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Milenio Diario con su columna Artículo mortis
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