A diferencia de su antecesor, quien le tenía pánico a los foros que le quedaban grandes —es decir, los que no fueran las mañaneras o los templetes a modo en su garnachas tour—, Claudia Sheinbaum, ecologista, ganadora del Nobel y pacificadora de la guerra de Vietnam, no tuvo empacho en ir al G20 en Río de Janeiro y, frente a líderes mundiales de postín, decir así: “La propuesta es establecer un fondo para destinar el 1 por ciento del gasto militar de nuestros países para llevar a cabo el programa de reforestación más grande de la historia; significaría liberar unos 24 mil millones de dólares al año para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y El Salvador, o 30 por ciento de la de Suecia”.
La idea es noble, pero no podemos olvidar que el modelo de Sheinbaum es Sembrando Vida, el programa de López Obrador llevado a cabo sin mucho seguimiento y con resultados opacos, cuyo único beneficiario probado parece haber sido la fábrica de chocolates Rocío. Con todo, nuestra regenta no se arredró: “¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven por debajo de la línea de pobreza?”.
La arenga me sacaría lagrimitas si no fuera porque el movimiento que ella dirige, al menos nominalmente, le aumentó la cartera a la Sedena en un 150 por ciento desde su llegada al poder en 2018. ¿Que si la Presidenta misma, ya con el bastón de mando en la mano, ha pedido un recorte de poco más de 40 por ciento para esa secretaría en 2025? Así es, pero su partida de más de 150 mil millones de pesos sigue siendo de las mayores tajadas de todo el pastel, y encima les darán 40 mil millones de pesos para terminar el Tren Maya, así como 924 millones para el Felipe Ángeles. En cambio, el recorte de casi 40 por ciento que va a recibir la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales va a ser puro y duro, al igual que los que se les recetará a cultura, salud, educación y, asombrosamente, seguridad pública. La Secretaría del Bienestar, apenas con un ligero aumento, es la que en términos absolutos se llevará la mayor cantidad de dinero público, porque en lo que desmantelan el INE las elecciones no se van a ganar solas.
Pero olvídense de todo eso, que nuestra Presidenta con A hoy nos llena de orgullo: atrás debe quedar el robo de miles de millones en Segalmex, la corrupción en el Tren Maya a cargo de Andy López, la Casa Gris de José Ramón cortesía de Pemex y el tiradero de lana en inutilidades como la farmaciotota o la refinería subacuática, desfalcos impunes todos y todos avalados desde el poder guinda que ella encarna y representa. Mejor denle la vuelta a la página y pónganse de pie, mexicanos, porque nuestra líder ecologista, austera y honesta se fue en avión comercial a vender arbolitos a Río de Janeiro.