2024: una nueva oportunidad para la infraestructura nacional

Ciudad de México /

INFRAESTRUCTURA XXI

Algunos dicen que hay que olvidar el pasado para mirar con firmeza al futuro. Otros dicen que quien no conoce la historia, está condenado a repetirla. Mi posición siempre ha sido ecléctica: si bien no hay que dejar completamente el pasado, hay que mirar con firmeza al futuro.

El 2024 representa un momento determinante para la historia de nuestro país. Para nadie es cuestionable, que en los últimos años, la infraestructura nacional ha tenido un crecimiento francamente pobre e insuficiente para las necesidades de un país complejo como México.

El sexenio peñista se destacó por fanfarrias de proyectos que todavía no han visto la luz por su falta de planeación y desordenada ejecución (ejemplo: el tren México-Toluca), mientras que el sexenio presente comenzó con un fortísimo golpe a la infraestructura: la cancelación del NAICM; proyectos que muchos no comprenden (AIFA y el Tren Maya), y un rompimiento dramático con el sector privado empresarial de a pie.

Claro que hay culpas y culpables, pero cuando se necesita remar hacia adelante, es mejor buscar la “estrella del norte” y dirigirse hacia ella, para llegar lo más pronto que se pueda al destino.

Recordemos nuestras realidades:

Según el Inegi, México ocupa el décimo lugar por volumen de población con 129 millones de personas, de los cuales 31 millones son adolescentes y jóvenes; es el país número 14 en importancia económica por volumen de Producto Interno Bruto; se encuentra en una posición geográfica privilegiada: la primera economía del mundo es su vecino del norte y cruzando el océano pacifico se encuentra la segunda (China); en el sur tiene 32 países latinoamericanos con los que de alguna forma comparte idioma (con algunas excepciones), con conexiones desarrolladas en su mayoría e importantes lazos nacionales y comerciales.

En este contexto, es una realidad que México es un país con una situación inmejorable que la vida le dio, pero también es innegable que tenemos mucho camino que recorrer en materia de infraestructura, no solamente por los errores o aciertos del pasado, si no por las realidades que tendremos en el futuro inmediato, entre las cuales encontramos:

• Una población mezclada de jóvenes que tomarán el rumbo y requerirán plataformas para desarrollarse en los próximos 5 años, y de adultos mayores que requerirán apoyos de diversas índoles en los próximos 15 años.

• Un cambio climático que requerirá la reevaluación de su infraestructura existente y necesaria para enfrentar temperaturas y sequías devastadoras por efectos naturales tales como “El Niño”. (Mayor energía para mayor control de temperatura corporal; más centros de atención médica para los efectos del incremento en la temperatura, control de desastres y enfermedades relacionadas, entre muchos otros).

• Cambios geopolíticos disruptivos a nivel internacional, que requerirán gran estrategia y tacto en las relaciones con los demás países (alianzas y conflictos). (Aliados que tengan materias primas e inversiones que desarrollen el país, no aliados que tengan otros elementos que no será posible conseguir).

• Una movilidad poblacional internacional sin precedente, tomando en cuenta las nuevas condiciones climáticas y geopolíticas. (Movimiento migratorio con las consecuencias que ello tiene).

• Crisis alimentarias y de salud. Según el Banco mundial: “La crisis alimentaria mundial se ha agravado en parte por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios. Hasta el 5 de junio de 2023, 20 países habían establecido 27 prohibiciones a la exportación de alimentos, y 10 habían implementado 14 medidas de restricción de las exportaciones.”

• Nuevas tecnologías que crearán nuevas oportunidades, pero también nuevos retos. (Inteligencia Artificial, robótica, y otros).

¿Cómo se relaciona la infraestructura ante estos retos y que debemos de analizar?

Primero: Proyectos como aeropuertos, carreteras, puentes, puertos marítimos, de generación, transmisión y transformación de energía, y otros, son fundamentales para poder enfrentar los retos del futuro. Pero recordemos que no solamente es hacerlos, sino planearlos con suficiente antelación, y desarrollarlos en tiempo, sin que los fines políticos sean el factor determinante, sino de satisfacción de intereses nacionales.

Segundo: La infraestructura es la única forma en que los riesgos señalados se aminoren o eliminen. Los humanos no tenemos la posibilidad física de enfrentarlos sin elementos de ingeniería de alto nivel que los hagan realidad

Tercero: En ningún momento de la humanidad, el sector público y el sector privado han podido desarrollarse sin el otro. No solamente es falso, sino inviable, pensar en uno solo de los sectores como el “salvador” de un país.

Cuarto: Los proyectos de infraestructura deberán tener una clara visión a mediano y largo plazo. Ni la naturaleza, ni las generaciones, ni la vida se limita a sexenios. Requerimos tener proyecciones que generen beneficios multigeneracionales, y no sexenales.

Es momento de que nuestros candidatos que tomarán el liderazgo nacional en 2024, comiencen a trabajar en todos estos temas. Algunas ideas:

a) Identificar claramente los retos que se tendrán en el periodo 2024-2030 ante los eventos anunciados y esperados.

b) Definir una serie de proyectos necesarios para enfrentar estos retos, pensando en la población nacional y sus necesidades, desde el punto de vista geográfico y social.

c) Reactivar en una forma sana, la comunicación entre el sector público y el privado, para generar alianzas tendientes a solucionar estos temas, con las mentes más brillantes disponibles.

d) Tomar en cuenta las experiencias (buenas y malas) de la infraestructura internacional, para poder avanzar con firmeza.

e) Comprometerse a cumplir con un Estado de Derecho, transparencia y combate a la corrupción frontal.

El reto es grande, pero nuestro país lo requiere y lo merece. ¿Alguien lo duda?


  • Roberto Hernández Garcia
  • Abogado experto en derecho de la construcción, especialista en dispute boards y arbitraje; director de COMAD S.C.
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