Los retos reales de la infraestructura para 2024-2030

Ciudad de México /

A pocas semanas de las elecciones más importantes de la historia de México, nuestras candidatas y nuestro candidato se han enfocado en ataques personales de vidas pasadas y vicios presentes de los demás, quedándonos los mexicanos con un sabor de lucha libre, más que de fiesta democrática

Dejando a un lado el anecdotario nacional, es importante percatarnos de que México (que no se encuentra en un planeta distinto al de los otros 195 países que conforman la Tierra), enfrentará, experimentará y sufrirá los efectos de una etapa de transición de dimensiones épicas para la humanidad entera.

Esto implica que la candidata actual que asuma la presidencia (una disculpa al tercero), no solo tendrá que enfrentar los terribles problemas que actualmente México sufre (inseguridad, falta de estado de derecho, atentados a las instituciones democráticas, ataques a la libertad de expresión, narcotráfico, pobreza, divisiones sociales, crisis políticas nacionales, crisis internacionales autogeneradas, etc), sino también aquellos que, tal vez menos evidentes, pero no por ello menos disruptivos, se presentarán en los siguientes años y que la moderna humanidad nunca ha conocido en dimensión e impacto y en los cuales la infraestructura tendrá un rol fundamental.

Algunos de los temas globales de infraestructura que deberá de considerar nuestra flamante presidenta serán:

  1. El cambio climático y el calentamiento global. A pesar de los múltiples intentos mundiales para reducir estos terribles efectos de la contaminación y otros factores, las tendencias señalan que la guerra está perdida. Eso implica que deberemos contar con infraestructura para el desarrollo de uso de energías limpias y sostenibles que no continúen acelerando el daño irreversible que sufriremos, además de la modificación de miles de instalaciones que sufrirán su impacto. Ello incluye carreteras, hospitales y aeropuertos, entre muchos otros.
  2. Condiciones geopolíticas cambiantes. Nuestros deseos pospandemia de covid-19 eran que todos los humanos nos tomáramos de las manos y nos convirtiéramos como hermanos en un planeta más consciente de su humanidad. Sin embargo, los conflictos políticos de Rusia-Ucrania, Israel-Palestina, y otros de tipos más regionales, destruyeron nuestros escenarios de paz. Esto implica un cambio sustancial en el que se tendrán que redistribuir y redefinir los canales de comunicación e intercambio de bienes y servicios. Aeropuertos, puertos y carreteras entre otros, tendrán nuevas redes, que en el caso de México se visualiza a través del tan comentado nearshoring.
  3. Tecnología e inteligencia artificial. Nos encontramos en un momento de transición que, una vez transcurrido, habrá cambiado múltiples actores y empresas. ¿Qué impacto tendrán las nuevas tecnologías en diseños, procedimientos constructivos, planeación y desarrollo de proyectos? ¿Robots con inteligencia artificial ocupando labores de nuestros trabajadores de la construcción? Temas para pensar seriamente.
  4. Posibles nuevas epidemias. Aunque la piel se nos “haga chinita” de pensar en este tema, los científicos no descartan que existan nuevas amenazas invisibles, que impacten en nuestras formas de vida. ¿Cómo estamos preparando hospitales, centros de reuniones, de negocios, ciudades y demás para enfrentar estos retos?
  5. El horizonte espacial. Aunque nos parezca remota, cada vez es menor la posibilidad de interactuar con temas fuera de nuestro planeta. ¿Nuevos materiales que impactarán en nuestra energía, telecomunicaciones y tecnología? ¿Qué estamos haciendo para ello?

Dicho lo anterior, seguro el lector dirá: “pero todas estas cosas son para países del primer mundo. Aquí no podemos darnos el lujo de pensar en eso”.

Y mi respuesta es la siguiente: México es la decimoquinta economía mundial de 195 países. En 2023, México ocupó el tercer lugar en Latinoamérica en el Índice Mundial de Innovación y el 58 a escala mundial. México tiene una Agencia Espacial. Tenemos dos astronautas nacidos aquí y uno de ascendencia mexicana. ¿Quién hubiera pensado en los años 70 que estos números eran imposibles? Yo estoy seguro de que la mayoría de los mexicanos ni siquiera se lo imaginaba, pero hubo quien apostó a todos estos cambios.

Hoy debemos prepararnos para todos estos cambios innegables. Por ello, nuestra nueva Presidenta tiene no solo la obligación de dirigir a nuestro país, sino de llevarlo exitosamente por los inciertos caminos que los próximos años nos presentarán. Es necesario que nuestros líderes asuman desde ahora en adelante la necesidad de modificar el concepto de la típica infraestructura del pasado, para desarrollar de forma exitosa la infraestructura del futuro.


  • Roberto Hernández Garcia
  • Abogado experto en derecho de la construcción, especialista en dispute boards y arbitraje; director de COMAD S.C.
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