Conocí a Paulina Torre de la Garza un 18 de febrero de 2021 en una pequeña cafetería de la localidad. Vino a Tampico a presentar su primer libro, Sí a vivir, en el que narra con una sinceridad diáfana cómo vivió el antes, durante y después del asesinato de su padre, el entonces candidato a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.
Ante una pequeña audiencia, propia de la pandemia, Paulina presentó su obra. A pesar del cubrebocas, su semblante irradiaba felicidad. Al final del evento la abordé para pedirle una entrevista. Muy amable, me la concedió para la mañana siguiente en el mismo lugar. Compré mi ejemplar de Sí a vivir y comencé a leerlo esa misma noche; el libro se divide en 2 partes.
En la primera narra cómo, un 28 de junio de 2010, cuando apenas tenía 15 años, bastaron no más de 43 segundos para que un puñado de hombres armados le arrebataran a su papá para siempre y desde entonces, se perdiera a si misma en una depresión que se extendiera durante casi una década.
En la segunda parte intenta deshilar, a la luz de la retrospectiva, el proceso gradual mediante el cual logró reencontrarse con sí misma. Cabe destacar que, durante toda su cavilación, le da su lugar a la terapia impartida por profesionales de salud mental y mantiene a raya al echaleganismo, lo cual no sólo es importante, sino ético cuando se escribe sobre ansiedad y depresión.
A la mañana siguiente conocí la sonrisa detrás del cubrebocas. Todavía no había llegado el café y ya había sacado mi libreta. Apenas llegó lancé la pregunta: ¿Crees en la política mexicana, misma que te arrebató a tu padre, o no quieres saber nada de ella? A juzgar por su mirada un tanto extrañada, esperaba que la entrevista girara en torno al libro. Aún así, respondió casi de inmediato con un firme “sí, sí creo”.
Mientras matizaba su respuesta, lancé una pregunta complementaria: ¿Te gustaría seguir el ejemplo de tu padre? A lo que contestó que no lo descarta, pues ama servir: “Hoy tengo la oportunidad de servir a través de mi libro. Tal vez en un futuro pueda servir mediante la política. No es lo que busco en este momento”.
Tras escuchar su respuesta, es imposible no pensar en las similitudes que guarda su caso con el de Luis Donaldo Colosio Riojas. Se lo mencioné y aproveché la oportunidad para reconocerle a ambos el hecho de que, a pesar de que la política mexicana les haya mostrado su lado más atroz, estuvieran dispuestos a arriesgarlo todo con la intención de dignificarla, honrando la memoria de su padre.
La conversación me había orillado a hacer una pregunta obligada: ¿Incursionarías a la política desde un proyecto político en particular? Cuestionamiento ante el cual obtuve una sobria pero respetuosa negativa. Caché el mensaje en el aire y a partir de ese punto nuestra conversación giró en torno a las dualidades de su libro:depresión-plenitud, consciente-inconsciente y duelo-sanación.
A Paulina no hay que perderle la pista; vive en Nuevo León, donde dirige su propia organización benéfica y lleva miles de libros vendidos. He de confesar que me gustaría verla trabajar junto a Colosio Riojas ahora que gane la alcaldía de Monterrey, a quien por cierto conoce personalmente. Y es que México necesita más jóvenes como ellos, a quienes la podredumbre de lo público, lejos de desanimarlos a participar, los motive a transformar la realidad.
Conoce más sobre su libro en paulinatorre.com