Conocí a King Crimson –diu abhinc-, gracias a la amistad que me ha unido con uno de los más grandes conocedores del rock a nivel nacional, el doctor –en letras-, Juan Antonio Lira Aguirre. “Confusión será mi Epitafio”, me traducía preso de la emoción el doctor Lira, tratando de infundirme la pasión por esa banda, y el contenido existencialista de la letra. Por supuesto que la música era tremenda. Una combinación de rock y jazz, una potencia en cada uno de los instrumentos, y fundamentalmente, una mezcla inusual de sonidos, una innovación sonora. Hoy los he escuchado en vivo, y créame lo que lo diré con precisión apreciado lector, ha sido el más grande concierto de toda mi vida. Sin más artificio que el del sonido, Crimson logra sumergirte en una atmósfera tan placentera como bizarra. Las percusiones –tres impresionantes baterías-, el sonido de los alientos, el bajo de Tony Levin –su improvisación mágica-, y esencialmente la guía del gurú del grupo, Robert Fripp, acompañado de su Gibson Les Paul, te conduce en crescendo hacia las regiones de la euforia. Por eso esta noche –la del 26 de agosto de 2019-, el público que abarrotó el teatro Diana terminó aplaudiendo de pie, gritando “te amo Robert”, o “te amo Tony”, vibrando con los acordes finales de “In the Court of the Crimson King”, en medio de un escenario en rojo. Rojas la baterías, los teclados, rojos los extraordinarios músicos, rojas las cortinas, roja la música, “In the Court of the Crimson King”… La vigencia de Crimson será eterna porque es un clásico del rock. Un clásico a la altura de Led Zepellin, Pink Floyd, Frank Zappa, un experimental que no desdeña lo hecho por John Cage, Pierre Schaeffer. En Crimson respiran las armonías de lo concreto, pero también la estética de lo bello. Sin más, te invito a que revises la discografía de King Crimson, 13 álbumes llenos de magia –la magia es la esencia de la música-: In the Court of the Crimson King, 1969, In the Wake of Poseidon, 1970, Lizard, 1970, Islands, 1971, Larks´ Tongues in Aspic, 1973, Starless and Bible Back, 1974, Red, 1974, Discipline, 1981, Beat, 1982, Three of a Perfect Pair, 1984, THRAK, 1995, The ConstruKtion of Light, 2000, The Power to Believe, 2003, 13 álbumes que te transportarán a las islas de la alucinación y la nostalgia.
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