La última y nos vamos

Ciudad de México /

Hace poco más de diez años empecé a colaborar en MILENIO Monterrey, invitado por Roberta Garza –invitación que fue refrendada por el recordado Horacio Salazar. Hoy me despido del espacio que ocupé en estas páginas cada tres semanas, muy agradecido por la oportunidad de ejercer un oficio entrañable y hoy –siempre– tan amenazado.

La violencia estalla de nuevo en Israel y no es raro encontrar una mayoría de voces que culpan por ello a la única democracia del Medio Oriente. En otros textos he ofrecido información histórica y contextual sobre una situación tan complicada; he dicho que mientras no se desarticulen a organizaciones terroristas como Hamas, Fatah, Hezbollah y la Yihad Islámica, no se podrá llegar a un acuerdo de paz. La carta fundacional de Hamas, por ejemplo, expresa claramente: “Israel existirá y continuará existiendo hasta que el islam lo destruya, tal como ha borrado a otros antes”. “No vendrá el Día del Juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos. Hasta que los judíos se escondan tras las montañas y los árboles, los cuales gritarán: ‘¡Oh, musulmán! Un judío se esconde detrás mío, ¡ven y mátalo!’”, “Las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales contradicen los principios del Movimiento de Resistencia Islámica. Estas conferencias no son más que un medio para designar infieles como árbitros en las tierras del Islam. No existe ninguna solución al problema palestino que no sea la Yihad”.

A propósito del viejo antisemitismo que pervive, agazapado, esperando el momento de salir a gritar un odio de más de dos mil años de antigüedad, escribí en estas páginas en febrero de 2010:

En un puesto de libros viejos compré uno mal impreso y peor editado –cientos de erratas, diseño aberrante–, al parecer en Bogotá, según se lee en un sello en la segunda página, por una Editorial La Verdad, aunque en la contraportada un logotipo reza Ediciones La Torre. En el remedo de prólogo, que en cinco párrafos condensa una buena dosis de cretinismo intelectual, se previene al lector: “Todas las frases aquí incluidas son documentalmente ciertas y comprobables. Casi todas han sido sacadas directamente de las obras de los autores y sólo unas pocas, que se advierte, lo han sido de otras fuentes rigurosamente auténticas y aún (sic) las que están extraídas de novelas, obras dramáticas y otras, en las que son dichas por boca de un personaje y no del autor directamente, hemos cuidado mucho el evitar que, al aislarlas, cambiase su sentido. Las frases o fragmentos que proceden de obras de este tipo sólo van incluídas (sic) cuando no ha habido duda sobre el (sic) que el autor ha querido decir. Y así, cuanto se dice en este libro, es lo que pensaban los autores sobre la raza judía”. El libro se llama 150 genios opinan sobre los judíos.

La editorial –no se sabe cuál de las dos– firma el prólogo no sin antes curarse en salud: “Quede bien claro que cuanto aquí hay escrito sobre los judíos no es nuestra opinión –que muy poco valdría–, son testimonios avalados por las más prestigiosas firmas y si en la modesta opinión de Schopenhauer y Hegel, de Fichte y Napoleón, de Voltaire y de D. Holbach, de los Papas, Lutero y Mahoma –personajes todos ellos enfrentados en su tiempo– los judíos son así, no seremos nosotros los que tengamos la pedantería de negarlo”. Finalmente, los editores aún tienen la gentileza de avisar sobre una futura recopilación de “las opiniones de los judíos sobre sí mismos, para demostrar que cuanto aquí se dice se halla reconocido por uno u otro pensador judío (y que según nuestras investigaciones son muchísimos), de los cuales ya hemos incluido tres: Marx, Rathenau y Weininger”.

Dejemos opinar a unos cuantos de los “genios” antologados en esta muestra de sabiduría antisemita. Pero no se llame a engaño, incluso la razón del más lúcido puede nublarse por prejuicios que han pervivido y mutado durante cientos de años. De Rafael (sic) Waldo Emerson: “El sufrimiento, que es el escudo del judío, lo ha convertido en estos días en el amo de los amos del planeta”. Francisco (sic) Bacon: “Odian el nombre de Cristo y tiene un secreto e innato rencor contra los pueblos entre los cuales viven”. Pío Baroja: “El judío tiene un fondo de rencor contra Europa, considera que el europeo le ha ofendido y entra con placer en todo lo que puede desacreditar nuestro continente. Así se le ve figurar en el teatro, en la novela y en el cine erótico, en el cubismo, en las falsificaciones y en la legitimación del homosexualismo con Freud y sus discípulos”. Henry Ford: “No necesitamos la Liga de las Naciones para poner fin a la guerra. Poned bajo control a los cincuenta financieros judíos más ricos, que producen guerras para su único provecho, y las guerras cesarán”. Finalmente, entre tantas perlas, la de un político franquista, Onésimo Redondo: “Los instrumentos de dominación judaica son el dinero y la prensa. En Los protocolos [de los sabios de Sión] los judíos afirman que el sufragio universal es su instrumento de dominación”.


Rogelio Villareal


  • Rogelio Villarreal
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