Estamos en la recta final del 2025 y llegan a la mente todas esas metas que nos planteamos al inicio o a mitad del año y que por alguna razón quedaron pendientes, como el Testamento Digital.
Es bien sabido que todos tenemos una huella digital creada por nuestra presencia en las redes sociales, en nuestro navegador, en las compras digitales que hacemos, y las fotos publicadas en distintas aplicaciones.
Basta con poner nuestro nombre en Google para descubrir que al menos salen ocho resultados que corresponden a nuestra persona, entre los primeros que aparecen. Y qué decir de las imágenes. Eso me pasó y eso que consideraba no compartía mucho en redes sociales.
Mientras estemos con vida daremos el uso adecuado a nuestros datos, pero si por alguna razón muriéramos éstos quedarán en el limbo, alguien podría robarlos, borrarlos e incluso obtener beneficios.
En Ciudad de México ya existe en el Código Civil en algunos artículos como el 1392 BIS, la figura del testamento digital, esto con el fin de proteger los bienes y derechos digitales.
Aunado a lo anterior lo que se contempla son: las cuentas de correo electrónicos, dominios, archivos digitales como fotos, vídeos e imágenes. Pero también están las claves y contraseñas de cuentas bancarias.
Lo anterior no aplica en algunas redes sociales como Facebook o X, algunas veces esa cuenta es cerrada, a menos que en vida el propietario nombre a un “contacto de legado”, el cual puede: publicar en redes sociales sobre la muerte del titular de la cuenta, datos sobre el funeral o un mensaje especial. Puede actualizar la foto de perfil y portada, decidir descargar una copia de todo lo que ha compartido en esa red, moderar publicaciones en la biografía y hasta eliminar la cuenta si así lo solicita el titular antes de fallecer.
Lo más importantes es seleccionar el heredero, pero también darle a conocer qué deseamos hagan con nuestros datos digitales, y si por alguna razón se enojan con esa persona lo mejor es sustituirlo, pues aunque lo borren de sus amigos seguirá activo en el rol de “contacto de legado”. Y si es su ex tengan más cuidado porque los podrían hacer víctimas de violencia digital, aunque estén muertos.