La desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y 32 organismos autónomos locales están en fase terminal legislativa. Todo indica que no hay vuelta atrás. Por decreto se eliminará un medio, necesario, para garantizar derechos fundamentales, pero que subsistirán en la medida que los titulares de ello los ejerzan y abran otras puertas y ventanas. Comencemos de nuevo.
Es necesario hacer un ejercicio honesto. Si, hoy el INAI y 32 organismos autónomos locales están en “terapia intensiva”, mientras el Congreso de la Unión valida su “carta de defunción”, es por todos nosotros y por los propios organismos garantes.
Los organismos, originalmente con carácter “ciudadano” y especializado, crecieron y ejercieron funciones endogámicamente. Si bien en el discurso, promocionales y actividades la narrativa fue que el derecho a la información (DAI) era de todos y todas, que con su ejercicio se mejora la calidad de vida, se inhibe la corrupción y se propicia la participación ciudadana en la toma de decisiones públicas, en los hechos el DAI fue apropiado y ejercido por “élites”, como periodistas, académicos y grupos interesados; incluso, al interior de los sujetos obligados y, entre ellos, se ejerció como herramienta de fastidio y venganzas personales.
Estimo que la mayoría de las solicitudes de información son de los propios integrantes de sujetos obligados, alimentando y acrecentando, poco a poco, la resistencia de quien tiene facultades y ejerce el poder. Limitar y llegar incluso a eliminar medios (como los organismos garantes) para ejercer el DAI resultó remedio de autoprotección. Se cierra la puerta y sólo quienes están dentro decidirán cuándo, a quién abrir, y qué permitir conocer por dentro.
¿Qué no decir de cada uno de nosotros? En tantos años no “llevamos” esta herramienta a la vida cotidiana para que todas y todos nos apropiáramos de este derecho. Si eso hubiéramos sucedido, a la calle estaríamos defendiendo lo nuestro, y no pequeños grupos aislados y desarticulados reclamando lo que es de todos.
Ahora, en momentos en que el acceso a la información, en todos los campos de nuestra vida, con hipersensibilidad y necesidad a disponer información de todo tipo, con herramientas tecnológicas que la hacen portable y disponible desde cualquier lugar y en todo momento, las instituciones públicas (sujetos obligados) se enfrentarán (y se enfrentan) con mayor presión y exigencia que hace 22 años cuando nació el IFAI (hoy INAI) o 19 años cuando nació el ITEI en Jalisco.
Frente a la desaparición del INAI e ITEI, y el escenario de atrincheramiento de sujetos obligados, no se parte de cero. ¿Estamos ante el momento de construir minando, resistiendo, cavando, explorando, agrietando el poder que se atrinchera, considerando la vía de John Holloway?