“El shock del escándalo político”

Jalisco /

Comunicar no sólo es condición sine qua non el ser humano es humano; incluso, la vida en todas sus manifestaciones está sustentada, depende de intercambios de información y comunicación. Sin comunicación no hay vida. Pero tratándose de comunicación política, esta adquiere matiz y características particulares por su finalidad: el acceso-obtención y la permanencia-control de poder, entendido este como la capacidad de influir e incluso controlar la voluntad y actuar del otro, de los otros.

Braulio González, con más de 20 años de experiencia teórica y práctica en la comunicación política, de reconocimiento nacional e internacional, particularmente como consultor en esa área, ofrece en “El shock del escándalo político. La estrategia del poder en la era transmedia”, editado por AZPOL Comunicación, de la cual es director, aborda el escándalo como ese terreno de la política inevitable, no predecible, pero que tarde o temprano tendrá que enfrentar y asumir toda persona que busca y se mueve en los espacios de poder.

En su obra, rumiada y construida, recuerda Daniel Ivoskus, presidente de la Cumbre Mundial de Comunicación Política en el prólogo, “se exponen más de 200 casos y 50 instrumentos clave de intervención estratégica en materia de escándalo”, asumido como “precio del poder” y que opera “como el fósforo que se arroja en un campo seco: basta un ínfimo contacto con el fuego para que se expanda, sin frenos ni pausas, por todo el territorio”.

Braulio González precisa que su libro está “escrito para líderes políticos, gobernantes, candidatos, funcionarios y asesores que cotidianamente entretejen las agendas de lo público en tanto pretenden el fortalecimiento de su comunicación”, pero también académico, “periodistas y comunicadores que todos los días tienen en sus manos la cobertura, la producción, el análisis y la difusión de información. Procesar las noticias, ganar la primicia, atender el interés popular, motivar a la opinión pública y constituirse en contrapeso del poder son propósitos que tienen repercusiones mucho más allá del periodismo”.

Sin embargo, me permito considerar que un lector común podrá sentirse atraído para su lectura, pues le ofrece elementos con lo que pude dimensionar y desentrañar ese mundo de la comunicación del cual forma parte, de la cual es “bombardeado”; se ofrecen elementos para una lectura más crítica de lo que otros construyen y que llamamos clima y opinión pública, con la que a la postre toda persona toma decisiones.

Los casos descritos y entretejidos en “El shock del escándalo político” son de todas las latitudes del planeta, aunque ahí encontrará algunos recientes registrados en México. En ellos, su difusión, desarrollo e impacto social y entre tomadores de decisiones, podrá identificar líneas y patrones comunes muy locales y recientes.

La descripción y análisis de escándalos le permiten (nos permite) identificar 50 recursos estratégicos del escándalo políticos que han sido empleados como parte de la comunicación en los espacios del poder público, agrupados en cinco categorías estratégicas: la incriminatoria, la evasiva, la impugnativa, la contestataria y la manipulativa.

Cada una, precisa Braulio González, será recurrida de acuerdo con las circunstancias, necesidades. No son recetas, pero sí referencias prácticas, que podrían ser incluso pragmáticas en un proceso con estrategia y tácticas comunicativas.

Sin embargo, enfatiza el autor que “explicitar las estrategias de contención y gestión del escándalo es algo controvertido, pero negar su existencia equivale a evadir la realidad”, por lo que con lo que nos ofrece pretende, mediante su análisis crítico, fortalecer “la democracia en cualquier contexto y en la propuesta de mejores prácticas para la comunicación política”.

Y es en este punto en el que Braulio González resalta el sustento ético en esta dimensión de la comunicación política: “La eficiencia, la legalidad y desde luego la validez ética de cada una está sujeta a contextos específicos”, e incluso, “las transgresiones políticas deben ser resueltas en los tribunales, con la restitución del daño causado, la eliminación de los antivalores, la rectificación de la ruta y las actitudes, el fortalecimiento de las capacidades políticas, el desarrollo de comportamientos éticos y el ejercicio del servicio público en respuesta a la confianza social, priorizando el interés de la comunidad sobre el personal”.

Interesante, además de esclarecedor, previo a los 50 recursos estratégicos del escándalo políticos, está la descripción de la “genética del escándalo político”, mediante el cual identifica “el patrón que vincula personajes, papeles, comportamientos y procesos” del escándalo, así como “la secuencia de eventos a través de los papeles que asumen los actores más relevantes”.

Con estos elementos, incluso, se puede develar, por ejemplo, la estrategia que han configurado y siguen actores políticos en el Proceso Electoral Local de Jalisco, así como las tácticas, en particular mediáticas, luego de la jornada electoral del pasado 2 de junio.

Gracias, Braulio.

(El libro se puede adquirir a través de Amazon, para quien le interese).


  • Rubén Alonso
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