Represión u omisiones: escenarios

Ciudad de México /

¿Cómo le ayuda a las comunidades de la montaña la omisión de algunas autoridades?

No existen estrategias exitosas de seguridad sin liderazgos sistemáticos, firmes, sensibles, colaborativos, disminución del deterioro social por falta de oportunidades; sin las detenciones y cateos, o sin denuncia y colaboración ciudadana. Cualquiera que sea la fuerza de las organizaciones criminales.

¿Qué ayuda a las comunidades, o la parte de ellas renuente a apoyar o integrarse a la cadena delincuencial de los organismos de alta

peligrosidad?

Tres respuestas probables desde el punto de vista de la securitización: generan su propio poder armado capaz de ejercer violencia contra sicarios de Los Ardillos para el caso guerrerense; se combinan en un esfuerzo con las autoridades locales y federales para contenerlos; eventualmente repiensan su resistencia y se acomodan a la capacidad de fuego impune de esos organismos.

Los organismos de autodefensa son una de las respuestas comunitarias en ausencia de los detentadores legítimos del monopolio de la violencia. A los responsables del ejercicio de la autoridad puede, además, sabotearlos severamente el sesgo ideológico.

Si un proyecto de izquierda ha de concebirse como más robusto que el de la derecha, ¿superaría sus propios obstáculos autoimpuestos? Según alguna definición —esquemática— la sociedad y a todos sus componentes, incluidas las bases sociales delictivas, nunca deben ser “reprimidos”. Hay implícitos: evaluación del costo beneficio y los ecos complejos de la historia de 1968, la Guerra Sucia de los años 70, el tratamiento hábil dado al EZLN, el brutal contra el EPR, así como la tragedia de Ayotzinapa.

Respetar el espíritu de la ley y las disposiciones normativas legitimadoras del uso de la fuerza podría ser menos controversial.

A propósito de la experiencia exitosa de la estrategia emprendida en la capital nacional por la ex jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y de la noción peregrina según la cual la tecnología es lo primordial, un dato de la CdMx destaca: 2223 integrantes de organismos delictivos peligrosamente generadores de violencia criminal, detenidos en lo que va de esta administración, es un resultado y una variable. Contribuye a explicar la disminución del homicidio doloso y de la impunidad en el corazón político del país. Mil de esas detenciones fueron realizadas por la Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales encabezada por Omar García Harfuch; a la graduación de 44 de ellos acudió el jefe de Gobierno, Martí Batres.

La capitán de corbeta Liliana Díaz Medina, con naturalidad argumental, al referirse al tráfico ilícito en alta mar como oportunidad legal para la delincuencia este jueves en MILENIO, sugiere la legitimidad de “reprimir” los delitos como la única manera de velar por el Estado de derecho. Cabe repensar las palabras y sobre todo emprender las acciones.


  • Salvador Guerrero Chiprés
  • Dr. Salvador Guerrero Chiprés Coordinador General del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la CDMX. Ex presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX. Doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex, Inglaterra. Estancia postdoctoral en Harvard sobre liderazgo e instituciones públicas. Maestro en Comunicación Política por la Universidad Iberoamericana. Licenciado en Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y en Derecho por la Facultad de Derecho, ambas por la UNAM.
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