Lo Cortés no quita lo perdido

Ciudad de México /

No se disculparía, porque, dice, “me asiste la razón”. Presionado por periodistas diversos, a partir de las declaraciones de la candidata perdedora de la oposición, Xóchitl Gálvez, el líder nacional del PAN, Marko Cortés, niega haber agredido o gritado.

Cortés reiteró el guion hostil en todas las entrevistas. Él no es sino el depositario de una masculinamente seria disposición correctiva sobre una mujer suficientemente atrevida para ir al matadero electoral con partidos sin estructuras territoriales, sin libertad directiva y sin la capacidad de decidir sobre candidaturas como lo exhiben las entrevistas ampliamente divulgadas.

En contraste, tanto Claudia Sheinbaum Pardo como Clara Brugada Molina decidieron sobre sus campañas, así sea delegando funciones en una pluralidad de equipos. En conjunto, la principal diferencia estratégica operativa es el verdadero liderazgo en Morena a diferencia de la expropiación de la capacidad directiva, siempre manipulada, en el caso de Gálvez, por los partidos políticos administradores y decisores de recursos, candidaturas, tiempos y movimientos de la campaña.

La derrota estaba prevista. Las decisiones en torno de ella se tomaron anticipadamente. El usufructo de candidaturas y recursos fue definido mayormente sin la intervención de Gálvez, dicho por ella. Le haya gritado o no, con actitud antónima a su apellido, el líder panista se autocolocó en primer lugar de la lista plurinominal al Senado.

Las dos principales representantes del obradorismo asumieron su liderazgo, accionando el tiempo de mujeres. En contraste, el aislamiento de las resoluciones centrales de la candidata presidencial de la alianza opositora, detonantes en parte de la derrota por 30 puntos porcentuales, evidencia 1) centralización masculina del poder en los partidos con líderes renuentes a conceder espacios, y 2) ausencia de estructura territorial y de conexión con la ciudadanía indispuesta al cambio que promovía su slogan.

Sin comprensión del espacio estructural dominado por el panismo dentro de la coalición en cuyo nombre participó, Gálvez fue objeto y víctima del equipo dominado por Jorge Romero, deseoso de impedir su participación en la elección de CdMx y que compitiera ella —en vez de Santiago Taboada y quizá con mayor competitividad— contra la candidata de Morena.

La posibilidad de conectar con una mayoría ciudadana de la oposición fue internamente boicoteada desde el principio si se dan como buenas las declaraciones de Gálvez.

Eso amplió la oportunidad del obradorismo de imponerse abrumadoramente. La ciudadanía consolidó la probabilidad de profundización del proceso de cambio de régimen iniciado en 2018 por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Cortés y Gálvez son transparentes: nunca pensaron realmente que podían ganar. Todavía podrían actuar acerca del verdadero cambio que necesitan; quizá la valentía recupere algo de lo perdido.


  • Salvador Guerrero Chiprés
  • "Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX. Curso Liderazgo y Efectividad Gubernamental, Los Desafíos de México, en John F. Kennedy School of Government, Harvard, enero de 2006. Doctorado obtenido en el Departamento de Gobierno De La Universidad de Essex, Inglaterra, 2004. Maestría en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, UIA. Licenciatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (Ciencias de la Comunicación), generación 1980-1983."
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