Trump y la 'pax narca'

Ciudad de México /

La declaración de los cárteles del narcotráfico como terroristas será un elemento disuasivo de la violencia generada por los grupos criminales.

Esa pax narca predominante en Estados Unidos desde los años cuarenta del siglo pasado, plataforma de producción, importación, distribución y consumo de droga del país más adicto del mundo, resultó de acuerdos en Nueva York, Chicago, Miami, Los Ángeles, San Francisco y Las Vegas: quienes arrojaran sangre en la calle enfrentarían el poder del creciente equipo institucional de seguridad.

En México, el impacto de la advertencia de Trump desactivará venganzas básicas entre los jefes criminales. ¿Es más amenaza para ellos la capacidad del Estado mexicano o la del poder hegemónico de los Estados Unidos y sus equipos de operaciones especiales?

Sostengo que la cohibición y autocontrol de los propios narcos inhibirá la sangre en las calles y que, incluso, será un desafío saber exactamente cuál fue el peso del efecto de Trump y cuál el de las autoridades mexicanas —y será tema de debates metodológicos y políticos— cuando haya concluido el primer semestre del año y se registre una disminución en el volumen de homicidios dolosos derivados de confrontaciones entre organismos de alta peligrosidad.

De los más emblemáticos episodios ilustrativos de la influencia de Estados Unidos fue la exigencia de respuesta al tibio Miguel de la Madrid luego del asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, en 1985, orquestado por el Cártel de Guadalajara, liderado por Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo.

La presión de Ronald Reagan derivó en la captura y condena de 40 años a Caro Quintero en 1987. Fue el fin de una fase del modelo criminal luego actualizado.

Por momentos, la intervención estadunidense ha actuado como un freno temporal a la violencia de los cárteles. Ahora, la agresividad de Trump al etiquetarlos como terroristas plantea la posibilidad de una pax narca, entendida como un estado de relativa calma derivado de acuerdos cautelosos.

En Culiacán, a menos de idiotez improbable en materia táctica entre narcos, ahora hay una variable adicional para la probabilidad de una nueva deterrence por influencia estadunidense.

La realidad “alarmante” en estados como Sinaloa, Tabasco o Chiapas, fue lamentada ayer por Juan José Sierra en su toma de posesión como presidente de Coparmex. Expresó solidaridad con la dirigente empresarial sinaloense, Martha Reyes, así como respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum. La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Clara Brugada, puso el acento en evitar que niñas y niños se conviertan en “carne de cañón” de los grupos criminales en la colonia Morelos, origen de la Unión y la Antiunión.

La pax narca tal vez encuentre de manera inesperada un elemento disuasivo en la agresividad de Trump para reducir la violencia. La alternativa es bajarle o enfrentarse a operaciones especiales de EU y la autopresión mexicana Made in USA.

  • Salvador Guerrero Chiprés
  • "Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX. Curso Liderazgo y Efectividad Gubernamental, Los Desafíos de México, en John F. Kennedy School of Government, Harvard, enero de 2006. Doctorado obtenido en el Departamento de Gobierno De La Universidad de Essex, Inglaterra, 2004. Maestría en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, UIA. Licenciatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (Ciencias de la Comunicación), generación 1980-1983."
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