Las puertas de la tienda Luis Vuitton del centro comercial La Isla, en Cancún, se cerraron. Florian Tudor, el presunto líder de la mafia rumana, ordenó y pagó a los dependientes para que la tienda quedara solo para él y su acompañante, una actriz mexicana, y así comprar sin preocupaciones. Esta escena se vivió hace unos meses en ese destino turístico donde radica Tudor, y quien ha sido ligado a un grupo de delincuentes que se dedica a colocar chips en cajeros automáticos para clonar tarjetas. Este grupo delictivo habría corrompido con sobornos a funcionarios locales y federales a cambio de protección.
Según los expedientes de las investigaciones, la mafia rumana ha obtenido al menos unos mil 200 millones de dólares de cajeros dispuestos en lugares como Cancún, Tijuana, Puerto Vallarta, Ciudad de México, Los Cabos y algunas ciudades del Estado de México.
Hace más de un mes, la Unidad de Inteligencia Financiera, a cargo de Santiago Nieto, congeló cuentas bancarias a 79 personas de origen rumano y mexicano por su probable relación con esta mafia. En Rumania, el país de origen de Tudor, se inició un proceso contra él por extorsión, tentativa de homicidio y delincuencia organizada.
La acción de las autoridades mexicanas se realizó en coordinación con el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) tras detectar operaciones por 463 millones de pesos; transferencias internacionales por más de 483 millones, emisión de cheques y miles de transferencias interbancarias por 4 mil 643 millones de pesos.
Desde entonces, las investigaciones han revelado más detalles de cómo opera esta agrupación criminal.
La escena de la plaza comercial fue narrada por testigos y ex colaboradores de Tudor que han accedido a declarar en contra de él, después de que éste los habría mandado golpear y amenazar por desconfianza.
Fuentes relacionadas a esta investigación revelaron que hay evidencia sobre cómo este grupo delincuencial operó durante años en México y favoreció a Tudor para que se mantuviera impune, bajo la protección de personajes como policías de calle, hasta altos mandos, funcionarios de seguridad, magistrados y políticos.
Esta semana, Tudor dio una entrevista al periodista Ciro Gómez Leyva en la que aseguró ser una víctima de un grupo de personas que quieren verlo en la cárcel, pero no explicó qué interés habría en perseguir a "alguien como él".
Alberto Capella, secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo con licencia e investigado por la agresión a balazos de policías en una marcha feminista el año pasado, ha sido señalado por Tudor como quien está detrás de este caso para perjudicarlo. Pero, lo cierto es que este asunto está siendo investigado por autoridades federales mexicanas y estadounidenses que señalan que pronto podrían dar resultados tangibles para liberar órdenes de aprehensión.
Una de las nuevas luces sobre el tema es la del involucramiento de una conocida actriz mexicana que fue detectada como posible prestanombres del líder de la mafia. Esta mujer, quien fue relacionada sentimentalmente con un cantante colombiano de pop y reguetón. Se indaga la existencia de departamentos en la Ciudad de México a su nombre, pero presuntamente del rumano, así como otras transacciones financieras en el destino turístico.
Aunque la historia de la mafia rumana, su presunto líder Florian Tudor, Alberto Capella y el sistema mexicano, no ha llegado a su fin, en el camino se esperan más acusaciones, traiciones, pero sobre todo revelaciones que muestren por enésima vez la fragilidad de las instituciones y de la ética de los funcionarios públicos.
*SANDRA ROMANDÍA es periodista de investigación. Coautora de Narco CDMX (2019) Grijalbo; y Los 12 Mexicanos más pobres (2016) Planeta y ganadora de la beca María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia.
Sandra Romandía